Retos y oportunidades de la inteligencia artificial en la educación
Laura Noemy Pérez Cristino
Norma Irene Aguilar Hernández
Resumen
La inteligencia artificial (IA) es una de las tecnologías con mayor capacidad de transformación y tiene impacto en todos los ámbitos de la sociedad; sin embargo, su presencia también genera interrogantes, dudas y miedos ante la incertidumbre que siente el ser humano frente a lo desconocido o novedoso. Este artículo académico se enfoca en el plano educativo, porque la IA tiene resonancia en los procesos de enseñanza-aprendizaje, ha generado nuevas prácticas en la escritura de textos escolares, y ofrece estrategias y rutas de búsqueda de información distintas a las tradicionales, empleando plataformas como ChatGPT y Research Rabbit. En el texto se realiza una valoración de la presencia de la IA en la educación, revisando sus potencialidades, dificultades y retos. Consideramos que el futuro (bastante próximo, por irónico que suene) nos depara desafíos que requieren ser afrontados por docentes universitarios con un espíritu crítico, reflexivo, flexible y propositivo.
Palabras clave: inteligencia artificial, educación, ChatGPT, Research Rabbit.
Acercándonos a la inteligencia artificial
La IA es producto de la suma de esfuerzos de científicos en todo el mundo con la idea de dotar a las máquinas de capacidades humanas. El concepto se acuñó en 1956, poco después de la Segunda Guerra Mundial, a partir de trabajos de cuatro investigadores estadounidenses: John McCarthy, Marvin Minsky, Nathaniel Rochester y Claude Shannon (Ganascia, 2018), expertos en áreas de la biología molecular, las matemáticas, la física, las neurociencias, la psicología cognitiva, las ciencias de la computación y la lógica.
La IA comprende un amplio, profundo y diverso campo que intenta no sólo comprender el comportamiento humano, sino que se esfuerza en construir entidades inteligentes para automatizar tareas en cualquier ámbito de la actividad humana. M. Minsky (1961) la define como “la ciencia de hacer máquinas que hagan cosas que requerirían inteligencia si las hicieran los humanos”. Por su parte, la Organización Internacional de Normalización (ISO, por sus siglas en inglés) y la Comisión Electrotécnica Internacional (IEC, por sus siglas en inglés), la comprenden como la simulación de los procesos intelectuales humanos mediante algoritmos integrados en un entorno dinámico y basado en datos (ISO/IEC, 2019).
Desde la rama de las ciencias computacionales, la IA se encarga del diseño y de la construcción de sistemas capaces de realizar tareas asociadas con la inteligencia humana y el uso del sentido común. Su desarrollo se ha acelerado gracias a una mayor disponibilidad de datos, recursos tecnológicos y financieros, así como avances en las técnicas de aprendizaje computacional y la adquisición de experiencias humanas, porque es una de las áreas con mayores fortalezas.
La IA se puede apreciar desde dos perspectivas: como una simulación de la actividad cerebral humana (para entender cómo funciona) y a manera de proceso de imitación de las conductas humanas (comprender el proceso de resultado). Siguiendo a Minsky, en el proceso del desarrollo de la IA se “creará un conocimiento de las formas de actuar, responder y sentir de los humanos, cuya comprensión conducirá al mejor entendimiento de las bases sobre los sistemas de IA que generarán aplicaciones en nuevas tecnologías para el avance de la sociedad humana” (Minsky, 1961, citado en Fajardo, 2021, p. 49). Algunos de los términos necesarios para la comprensión de la IA son aprendizaje automático (machine learning), aprendizaje profundo (deep learning), procesamiento del lenguaje natural (NLP por sus siglas en inglés), visión por computación (computer visión), algoritmo, bot y redes neuronales, entre otros.
De acuerdo con estudios de Bostrom (2016), Godoy (2020), López (2019) y Perez (2019) se pueden identificar cinco tipos de IA: Inteligencia General (IG) o Inteligencia Fuerte, Súper Inteligencia Artificial (SIA), Inteligencia Artificial Débil (IAD) o aplicada, la Súper Inteligencia-Súper Consciente IA (SI-SC-IA), y aquella proveniente de los seres de nuestra imaginación (Sossa, 2020, p. 27). Entre las aplicaciones de la IA destacan el reconocimiento visual, la planeación y el desarrollo de estrategias, el reconocimiento del lenguaje natural, el diagnóstico, la toma de decisiones, la colaboración entre humano-computadora, la aplicación de modelos probabilísticos en el ámbito médico, etcétera.
La IA también está incursionando en el campo de la comunicación. En esta área se observa el potencial para identificar patrones y tendencias de preferencias de las audiencias en los medios de comunicación y las redes sociales, información que favorece la creación de contenido más dirigido, personalizado y efectivo con miras a la dinámica de consumo. A nivel mundial se emplean algoritmos, como ClaimHunter para identificar la procedencia de información por parte de cuentas en redes sociales; Claimbot ayuda a la verificación de noticias falsas, sobre todo distribuidas por WhatsApp; un tercer ejemplo lo observamos con las plataformas en streaming, que recomiendan a cada usuario determinados contenidos (series, películas y programas, entre otras) en función de un perfil establecido por su “algoritmo de recomendaciones”. Este algoritmo alimenta sus bases de datos utilizando la IA, o simplemente la capacidad que se tiene para programar chatbots y asistentes virtuales para automatizar la atención al servicio al cliente en línea, responder sus interrogantes y ofrecer recomendaciones.
Vale la pena destacar la tarea de identificación, almacenamiento y procesamiento de datos masivos (Big Data, en inglés) gracias al uso de la IA (Kusnetzky, 2014) para la generación automática de algoritmos que favorezcan la solución de problemas complejos asociados al razonamiento, la percepción, la planeación, el aprendizaje y la habilidad de manipular objetos. Dentro de esta amplia gama de aplicaciones, sin lugar a duda la IA es una herramienta que debe abordarse con mayor detalle para establecer los fundamentos éticos de su uso, sobre todo porque hablamos de grandes volúmenes de contenidos digitales.
Ante el manejo de tal cantidad de información, proceso que se vuelve delicado, la UNESCO recomienda cuatro valores fundamentales que sientan las bases para que los sistemas de IA trabajen por el bien de la humanidad, las personas, las sociedades y el medio ambiente: derechos humanos y dignidad humana; vivir en sociedades pacíficas, justas e interconectadas; garantizar la diversidad y la inclusión, así como florecimiento del medio ambiente y de los ecosistemas. Un aspecto relevante dentro de estos valores es la inclusión y la participación de las mujeres. La misma UNESCO promueve la plataforma Women4Ethical AI, destinada a apoyar los esfuerzos de gobiernos y empresas para garantizar que las mujeres estén representadas equitativamente, tanto en el diseño como en la puesta en marcha de la IA, porque “sólo 20% de los empleados que desempeñan funciones técnicas en empresas de aprendizaje automático, 12% de los investigadores de inteligencia artificial a nivel mundial y 6% de los desarrolladores profesionales de software, son mujeres” (UNESCO, s/a).
Esta iniciativa contribuye a la reducción de la vulnerabilidad del sector femenino, porque las mujeres han sufrido explotación económica y segregación social por siglos. La UNESCO, de manera estratégica, promueve este tipo de acciones para que todas las mujeres gocen de equidad en el ámbito laboral y alcancen una ciudadanía plena.

La inteligencia artificial en la educación
En el ámbito educativo son muchas las interrogantes y dudas que enmarcan la presencia de la IA. Las y los docentes nos estamos acercando a la comprensión de esta tecnología, a través de la revisión de literatura especializada y/o cursos de formación que ofrecen respuestas a las inquietudes que surgen y, sobre todo, nos ayudan a tomar una postura responsable y argumentada respecto a las formas y posibilidades de su uso en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
El Colegio de Ciencias y Humanidades está realizando un gran trabajo para comprender la IA y sus implicaciones en el ámbito de la investigación, el conocimiento, la enseñanza y el aprendizaje. También es importante reconocer el esfuerzo de múltiples colegas, quienes comparten sus conocimientos, experiencias y reflexiones en cursos y eventos académicos. Para contribuir en esta tarea, en este artículo se revisan las características de dos plataformas: ChatGPT y Research Rabbit porque, desde nuestro punto de vista, son herramientas que pueden coadyuvar en el acopio de información en repositorios digitales o la generación de ideas que el alumnado puede verificar, desarrollar, comprender, ampliar y analizar con la guía del docente. A continuación, se describen las particularidades de cada plataforma.
ChatGPT lo desarrolló OpenAI en 2022 como una aplicación de libre acceso en modalidad chatbot; es decir, opera mediante el diálogo de IA gracias a una guía de lenguaje ajustado con técnicas de aprendizaje supervisadas y de refuerzo que emplean los modelos GPT-4 y GPT-3.5. Este modelo de lenguaje está programado para generar textos de diversa índole (desde respuestas breves y concretas, hasta la escritura de artículos, ensayos, poemas, resúmenes, etcétera) o la resolución de problemas matemáticos, físicos y estadísticos, entre otros.
Lo anterior es posible gracias a la técnica de “entrenamiento de generación preentrenado”, que le permite manejar un gran conjunto de datos para responder a la tarea solicitada por el usuario, con quien mantiene una “conversación” mediada por instrucciones que siguen algoritmos capaces de entender las preguntas o tareas asignadas. Algunas fuentes aseguran que las respuestas o “prompts” son coherentes, sobre todo si el usuario usa un modelo instruccional lo bastante sistemático, ordenado y detallado. Algunos de sus alcances comprenden: responder preguntas; redactar o traducir textos diversos; ofrecer ideas, consejos y/o propuestas de mejora; proporcionar información de casi cualquier tema, y rechazar solicitudes inapropiadas, entre otros.
Diversas voces afirman que ChatGPT también es una herramienta en el uso del e-learning, desarrolla habilidades para la formulación de preguntas, promueve la verificación de fuentes, porque el usuario debe revisar la validez del contenido que recibe como respuesta, detona la creatividad, fomenta el aprendizaje activo y personaliza la experiencia de aprendizaje. Otras voces aclaran que si bien el texto que ofrece ChatGPT como respuesta tiene coherencia, utiliza patrones de respuesta que pueden identificarse siguiendo una lectura analítica, proceso que permite reconocer imprecisiones o repeticiones en dichos patrones, porque ChatGPT contesta con limitaciones, inexactitud y sesgo sobre ciertos temas o algunas de sus respuestas son plausibles más no válidas; no puede interpretar el tono emocional o el contexto de la pregunta y actualmente la información que ofrece está limitada a enero de 2022.
Entre los principales desafíos del ChatGPT destacan la falta de autoría de la información que proporciona, aspecto que nos pone, primero como usuarios y enunciadores de otros textos, ante un dilema ético respecto al uso responsable de esta tecnología, porque la otra cara de la moneda lleva a los usuarios al plagio de información sin considerar las consecuencias en el ámbito académico. Un segundo reto para la aplicación es que no puede reemplazar la interacción humana. Por su parte, Research Rabbit es una plataforma online –creada en 2023– cuyo objetivo es localizar artículos de revistas académicas. Para lograr esta tarea usa técnicas de aprendizaje automático, ya que facilita el acopio de los artículos, y aprende de las interacciones y prácticas de búsqueda del usuario para proporcionar sugerencias y recomendaciones; de esta manera, los usuarios generan sus colecciones de documentos electrónicos siguiendo las palabras clave, el título del texto, los nombres de los autores o determinadas pautas en el contenido. Incluso los usuarios pueden compartir sus colecciones, fomentando la colaboración en línea.
Esta administración de referencias es más eficiente que otros buscadores de información, porque Research Rabbit también ofrece al usuario un mapa con los enlaces entre las fuentes y las obras que citan la referencia localizada. Si observamos con atención, el uso eficiente y ético de ambas plataformas exige un usuario que identifique con claridad la tarea que realizará, que sea capaz de usar el modelo instruccional para establecer de manera coherente y jerárquica los respectivos indicadores y las instrucciones para que se ejecute la solicitud o búsqueda, empleando los criterios y las palabras clave establecidas por el internauta.

Retos en la educación ante la inminente presencia de la inteligencia artificial
Una de las primeras voces en promover la IA en la educación fue la UNESCO (s/a), porque asegura que, vinculado a la Educación de calidad: Ayuda en la gestión e impartición de cursos de formación, proporciona el potencial necesario para abordar algunos de los desafíos mayores de la educación actual, ofrece la posibilidad de personalizar el aprendizaje al contar con un entorno donde el alumnado es asistido en la resolución de dudas y la progresión en sus aprendizajes, innovar las prácticas de enseñanza y aprendizaje, y acelerar el progreso para la consecución del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4.
Como lo advierte la misma organización en la Agenda de Educación 2030, el desempeño de la IA exige un enfoque centrado en el ser humano. Además, el Consenso de Beijing sobre Inteligencia Artificial y Educación, establecido en 2019, sigue trabajando para formular políticas educativas en materia de IA. No obstante, la UNESCO reconoce múltiples desafíos que no se han superado en el ámbito normativo, político, educativo y social, ya que la IA también puede ampliar la brecha digital, económica y educativa si no se garantiza la inclusión y equidad en el acceso y aprovechamiento de los beneficios (conocimientos y tecnología) que ofrece esta herramienta. A continuación, se enlistan algunos de los retos que reconoce esta organización.
- Evitar que la IA aumente las desigualdades educativas ya existentes.
- Formación permanente ante la necesidad de que docentes y alumnos cuenten con competencias digitales en torno al uso de la IA, así como que posean conocimientos sobre la normatividad vinculada a su uso. Esta formación considera aprender con la IA, aprender sobre ella y prepararse para ella.
- Consolidar la reflexión sobre los riesgos éticos y pedagógicos que puede entrañar su uso, para utilizarla de manera apropiada y lograr la personalización del aprendizaje.
Algunos retos que, desde nuestra reflexión y experiencia, consideramos deben sumarse a los anteriores son:
- Evitar que el docente cambie su perfil de docencia e investigación hacia el de “facilitador” o “instructor” de aprendizajes.
- Tomar decisiones colegiadas respecto a cómo se abordará la evaluación del alumnado, teniendo en cuenta que las y los estudiantes están entregando trabajos escritos por un sistema de IA sin la menor ética o integridad académica, ya que los presentan como de su autoría.
- Asumir la responsabilidad ética y profesional de denunciar a quienes cometan plagio o presenten trabajos que provienen de plataformas que usan la IA.
- Promover un debate sobre el uso de la IA en la educación, con el fin de evaluar el impacto en la calidad de los aprendizajes.
Los escenarios para el futuro son enigmáticos, pero están llenos de posibilidades y áreas de oportunidad para perder el miedo y familiarizarse con la tecnología de la IA, con la intención de valorar sus potencialidades y debilidades. Sólo así –docentes y alumnos– lograremos comprender cómo utilizarla para mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje.
Es necesario conformar grupos de trabajo e investigación interdisciplinarios, capaces de desarrollar metodologías orientadas a la modelación de fenómenos, generación de cursos de evaluación y búsqueda de información, redacción de textos académicos y la resolución de problemas sociales, usando la IA. Estas acciones deben estar acompañadas de estrategias de intervención crítica y ética en el ámbito educativo, promover acciones afirmativas en materia de género, reducir la brecha digital y coadyuvar en el desarrollo de una perspectiva crítica del uso masivo de los datos a través de herramientas de IA.
El Colegio de Ciencias y Humanidades es una institución que valora la innovación, pero también el análisis, la crítica y la actitud propositiva. Hoy, más que nunca, docentes y estudiantes tenemos una oportunidad para aprender, desaprender y reaprender de y con la IA, porque ésta nos ofrece múltiples caminos que debemos recorrer, con pasos firmes, para la consolidación de un bachillerato universitario a la vanguardia.
REFERENCIAS
Bosada, M. (s/a). IA en la educación: oportunidades y retos. Educaweb. https://www.educaweb.com/noticia/2023/01/24/ia-educacion-oportunidades-retos-21119/
Fajardo, C. (2021, enero-junio). Marvin Lee Minsky: pionero en la investigación de la inteligencia artificial (1927-2016). Publicaciones en Ciencias y Tecnología, 15(1), 41-50. https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/8241212.pdf
García, V., Mora, A. Marcillo, J. y Ávila, A. (2020, septiembre). La inteligencia artificial en la educación, 6(3), 648-666. https://innovacioneducativa.upc.edu.pe/inteligencia-artificial-en-la-educacion/
Ganascia, J. (2018, julio-septiembre). Inteligencia artificial: entre el mito y la realidad. Inteligencia Artificial, promesas y amenazas. El correo de la UNESCO, (3), 07-09. https://courier.unesco.org/es/articles/inteligencia-artificial-entre-el-mito-y-la-realidad
ISO/IEC. (2019, noviembre-diciembre). La era de la Inteligencia Artificial. ISO Focus, 137(1). iso.org/files/live/sites/isoorg/files/news/magazine/ISOfocus(2013-NOW)/sp/ISOfocus_137_sp.pdf
Kusnetzky, D. (2014). What is «Big Data»? ZDNet. https://www.zdnet.com/article/what-is-big-data/
Minsky, M. (1961). Steps toward artificial intelligence. Proceedings of the IRE, 49(1), 8-30.
Sossa, J. (2020). El papel de la inteligencia artificial en la Industria 4.0. (21-58). En Rodríguez Reséndiz, P. O. (coord.). Inteligencia artificial y datos masivos en archivos digitales sonoros y audiovisuales. UNAM.
UNESCO. (s/a-a). Inteligencia artificial: la UNESCO pone en marcha la plataforma de expertos en IA Women4Ethical para promover la igualdad de género. https://www.unesco.org/en/articles/artificial-intelligence-unesco-launches-women4ethical-ai-expert-platform-advance-gender-equality
—. (s/a-b). La inteligencia artificial en la educación. https://www.unesco.org/es/digital-education/artificial-intelligence#:~:text=La%20Inteligencia%20Artificial%20(IA)%20proporciona,la%20consecuci%C3%B3n%20del%20ODS%204.