Inteligencia artificial: ¿un complemento humanista o elemento sustitutivo de personas?
Alberto Téllez
Las posibilidades que presenciamos a lo largo del año pasado y lo que va de éste respecto a las diferentes aplicaciones basadas en Inteligencia Artificial generativa, son espectaculares. Desde el ya mundialmente conocido (y desde luego utilizado –no necesariamente con la mejor guía pedagógica– por nuestros alumnos cecehacheros) ChatGPT, pasando por el aislamiento de voz de John Lennon de una cinta de casete para la denominada “última canción de The Beatles”, hasta el primer anuncio publicitario creado con esta inteligencia mencionada, cortesía de la refresquera Coca Cola a nivel internacional.
Pese al asombro gustoso, pareciera que en ciertos momentos estamos –de nueva cuenta– en una situación similar a la que se vivió a lo largo del siglo XX, que fue un periodo de cambios tecnológicos impresionante y que diseñó la cotidianidad social en cuanto al acceso y uso de información se refiere. Dichas transformaciones vinieron acompañadas de su respectivo halo de miedo popular: a la llegada de la radio –a finales del siglo XIX–, la envolvió el temor por la sustitución de la prensa impresa; luego, con la masificación de la televisión, 50 años más tarde, se vaticinaba la sustitución de la radio. Al término de la década de 1990, sucedió casi lo mismo respecto a ambos medios, al comenzar la comercialización de la Internet y el desarrollo constante de sus distintas generaciones web.
Justo en la actual y última generación, la Web 5.0, es donde se localiza el uso de la tecnología conocida como inteligencia artificial generativa que brinda ciertas posibilidades poco imaginadas para la gente común, incluso hasta hace un lustro, y que comienza a generar inquietud ante la posibilidad de afecciones, ya no sólo entre los tipos de medios de comunicación en sí, sino directamente en las personas, y su validez ante su capacidad laboral e intelectual frente al manejo de tecnología cada vez más avanzada y con miras a la sustitución de seres humanos.
En marzo de 2023 se hizo pública una carta firmada por diversas personalidades, entre ellas el dueño de Tesla y la red social X, Elon Musk, además de Steve Wozniak (cocreador de Apple), Jaan Tallin, creador de Skype, e ingenieros de Meta (Facebook, Instagram, WhatsApp) y de Microsoft, donde reflejaban su preocupación, porque “se ha producido una carrera descontrolada para desarrollar sistemas cada vez más poderosos que nadie, ni siquiera sus creadores, entienden, predicen o pueden controlar con fiabilidad” (Belinchón, 2023).
Seis meses después de publicada dicha carta (en septiembre de 2023), la revista Wired entrevistó a algunos de los firmantes para determinar si seguían con la misma perspectiva que cuando firmaron el documento. Especificaron que más allá de ver un apocalipsis hollywoodense, “sus mayores preocupaciones aparentemente tienen que ver más con problemas a corto plazo, como la desinformación y la pérdida de puestos de trabajo, más que con escenarios estilo Terminator”.
En otro artículo de Wired, el conferencista experto en recursos humanos y liderazgo digital, Steve Cadigan, explica que:
Se piensa mucho en cómo la tecnología puede quitar trabajos, pero no en cómo puede generar nuevos puestos. “La pregunta es si nuestro staff está listo para la IA, y las investigaciones nos dicen que tenemos trabajadores cansados de pasar por transformaciones digitales” (Spíndola, 2023).
Y agrega: “se tiene que revisar primero qué tan bien se usan tecnologías sencillas, como el correo electrónico, porque si ese tipo de herramientas no abonan a que aumente la productividad, tampoco lo hará el uso de la IA” (Spíndola, 2023).
Por ejemplo, en nuestro entorno universitario –por lo menos a nivel bachillerato– no son muy distantes aquellos momentos en que el profesorado mismo, sobre todo el de mayor edad, se enfrentaba a las dificultades de una brecha digital que le alcanzó, quizá, hasta 15 años antes de su etapa jubilatoria y con el que tuvo que lidiar de manera cotidiana con el simple manejo básico de un sistema operativo y una paquetería ofimática.
Ya no se diga en la recién etapa de pandemia, donde la migración al aula digital fue imperativa y se evidenciaron las carencias en cuanto al conocimiento digital se refiere, ante la necesidad del manejo de diversas plataformas y de una estructuración de pensamiento didáctico a partir de lo que podía ser sincrónico y asincrónico.
Como lo expresa Hugo Casanova Cardiel (2023), “la imposición del distanciamiento social trasladó los métodos tradicionales de enseñanza en las aulas a inéditos espacios de virtualidad donde ni profesores ni alumnos estaban preparados con las herramientas metodológicas y digitales para desempeñar sus funciones de manera óptima”.
Ante tal brecha digital (tanto cognitiva como de acceso a tecnología capaz de desarrollar tareas propias del aprendizaje a distancia en sus diversas modalidades), podemos darnos una idea de lo que representa, sobre todo para las personas menos alfabetizadas digitalmente, la llegada masiva de una nueva perspectiva de trabajo y creación que se adapte a un entorno pedagógico útil y actualizado.
Como el ya mencionado ChatGPT, del que alumnado de nuestro bachillerato hace uso no necesariamente como se esperaría en términos de la creación de un adecuado aparato crítico sino va más allá del mero uso de éste para la obtención de tareas, como ensayos, artículos, reseñas y otro tipo de textos con que se trabaja en las aulas y, además, sirven como estrategias evaluativas. Éstas rebasan no sólo el cumplimiento de una autoría propia de una composición textual, ya que van en detrimento del desarrollo del pensamiento crítico que se espera del alumnado, como parte de su formación integral como estudiante y ser humano. Noam Chomsky lo precisa de la siguiente manera en un ensayo publicado en 2023, por el New York Times.
ChatGPT de OpenAI, Bard de Google y Sydney de Microsoft son maravillas del aprendizaje automático. En términos generales, toman enormes cantidades de datos, buscan patrones en ellos y se vuelven cada vez más competentes en generar resultados estadísticamente probables, como un lenguaje y un pensamiento aparentemente humanos. Estos programas han sido aclamados como los primeros destellos en el horizonte de la inteligencia artificial general: ese momento largamente profetizado en que las mentes mecánicas superarán a los cerebros humanos, no sólo cuantitativamente en términos de velocidad de procesamiento y tamaño de la memoria, sino también cualitativamente en términos de percepción intelectual y creatividad artística, y cualquier otra facultad distintivamente humana (Chomsky, 2023).
Además, el lingüista profundiza:
Por muy útiles que sean estos programas en algunos dominios limitados (pueden ser útiles en la programación de computadoras; por ejemplo, al sugerir rimas para versos ligeros), sabemos por la ciencia de la lingüística y la filosofía del conocimiento que difieren profundamente de cómo los humanos razonan y usan el lenguaje. Estas diferencias imponen limitaciones significativas a lo que estos programas pueden hacer, codificándolos con defectos imposibles de erradicar (Chomsky, 2023)

¿Relaciones sentimentales interpersonales-robóticas?
Serán interesantes los alcances de interacción humano-robot y robot-humano que llegarían a tenerse ante esta nueva condición de desarrollo dialógico. ¿Será acaso necesaria una nueva teoría comunicacional que diferencie lo interpersonal humano de lo interpersonal-robot inteligente? ¿Será necesario tomar en cuenta la visión del mundo del/os programador/es del algoritmo en que esté basado cada uno de los robots con los que interactuemos o será sólo a partir de lo que el androide genere como autoaprendizaje? Frente a lo anterior, no sería dudoso que dicha interacción rebasara los límites meramente dialógicos.
Durante la pandemia, el personal docente que se dio a la tarea de seguir sus cursos en línea mediante enlaces en vivo a través de recursos tecnológicos, como Zoom o Teams, pudimos darnos cuenta de la dificultad que enfrentaron algunos de ellos para lograr que el alumnado a su cargo decidiera abrir cámara para tener comunicación no verbal mediante sus reacciones faciales. Si bien esa no fue una situación nueva, porque desde la masificación de las redes sociales observamos el fenómeno en que las personas en general solían adoptar una forma de alter ego detrás de los ordenadores y un desenvolvimiento muy distinto en sus interacciones digitales a las personales.
Este fenómeno no sólo se ha dado en situaciones como las anteriores, sino que ya existen manifestaciones extremas de sustitución de personas reales por muñecas/os, tanto de trapo como de látex. En diversas partes del mundo se han dado a conocer situaciones de personas que se han “casado” con muñecas (semana.com). ¿Qué será cuando se empiece a tener acceso a androides con características físicas y de comportamiento humano?
Gallego (2018), lo plantea de esta forma:
Los adelantos tecnológicos parecen proveer la solución en la sustitución de un otro “digitalizado” que encarna los imaginarios estéticos dominantes, siendo el salto entre el deseo inconcluso producto de las redes sociales y su “realización”. De este modo, que el sujeto entre o no en contacto con el otro de “carne y hueso” resulta circunstancial en la medida en que sea capaz de registrar a este otro “mediado” e indiferenciado respecto de su “corporalidad digital”. No es extraña entonces la aparición de los sexbots, pero ya no como una fantasía limitante sino como parte de este otro “alucinado” acorde a los deseos individuales sin generar riesgo alguno: la trabajadora sexual “humana” aún guarda la posibilidad de la “desilusión”. No siendo así el encuentro con el otro sino con uno mismo.
En esta parte, bien convendría recordar el planteamiento del filósofo brasileño Paulo Freire, y su aporte a los Estudios Comunicacionales Latinoamericanos sobre el sentido y la importancia de la interacción humana comunicativa, para no perder de vista el rumbo que deberíamos tener siempre presente y, sobre todo, para futuras generaciones:
La vida humana sólo tiene sentido en la comunicación. Se tiene que superar la “cultura del silencio”, la de los “comunicados”, con la problematización crítica y dialógica que restablezca la comunicación. El diálogo, el aprendizaje en comunidad, es parte de la exigencia radical de transformar objetivamente la situación social de opresión.
Habría que preguntarse, ¿qué hace que una persona se identifique con una representación humanoide?, ¿cuáles han sido sus decepciones personales, sus truncas habilidades sociales para poder encontrar una satisfacción, incluso íntima, con algo no humano?, ¿en qué momento se derrumbó su necesidad de otredad al grado de volver a otros humanos sustituibles?
Medios de comunicación tradicionales y digitales
La promesa de una inteligencia artificial (IA) que llega a solventar diversas complicaciones sociales también trae consigo incertidumbre sobre aspectos laborales y de sustitución de roles humanos. Raghavan (2023) asevera en su mismo artículo que:
Con la inteligencia artificial avanzada de la Web 5.0, podrían proporcionarse las herramientas necesarias para resolver muchos de los problemas más apremiantes de la sociedad; sin embargo, existen preocupaciones sobre las implicaciones éticas de una inteligencia artificial tan avanzada y la posibilidad de desempleo tecnológico.
Dichas implicaciones estarían vinculadas, como ya se mencionó, al aspecto del analfabetismo digital básico y en cuanto se refiere al manejo de tecnología con IA.
Pero no todo parece detenerse en esa ignorancia del manejo de ciertas aplicaciones con IA, sino que apuntan también a una situación sustitutiva de actividades que antes correspondían a lo meramente humano, como la producción de voice over para anuncios publicitarios, documentales o doblaje de voz de series y películas.
Por ejemplo, en los dos últimos años se ha vuelto cotidiano que en los “reels”, “shorts” o “historias” de redes sociales, como Facebook, TikTok, YouTube e Instagram, se escuchen diversas voces generadas con inteligencia artificial o, lo que es peor, voces de locutores de antaño –incluso ya fallecidos–, como es el caso del actor de doblaje Rubén Moya, quien entre muchos otros personajes dio voz al personaje de He-Man (de la caricatura Amos del universo) en la década de 1980 en México. Hoy su voz puede oírse en “videomemes” de la misma caricatura diciendo frases de distinta índole (desde ideas coloquiales o vulgares), sobrepuesta en la imagen en movimiento de dicha caricatura (https://www.youtube.com/watch?v=Dh2sfN14hEw).
Lo anterior, es posible gracias a una aplicación que ya está disponible en Internet, donde, sólo con permitir que el algoritmo escuche un minuto de una voz expresándose en alguna grabación, ésta lo aprenderá, y mediante un texto previamente creado, interpretará el tono de voz de cualquier persona.
Como es de esperarse, este aspecto comenzó a ondear las “banderas rojas” de locutores y actores de doblaje que ya observaron la amenaza a la que se enfrentarían de no regularse el empleo de voces generadas con IA que, aunque no se tratara de una clonación tímbrica de sus voces e inflexiones humanas, bien podrían ser sustituidas por voces generadas artificialmente que igualen la voz humana en diversas producciones audiovisuales (Business Insider México, 2023).
Asimismo, se han creado los denominados Deep fake, videos en que puede visualizarse a algún personaje público diciendo un discurso que nunca ha pronunciado, no sólo con su tono de voz, sino en movimiento de labios sincronizados. Tal es el caso del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, de quien se utilizó su imagen en video y timbre de voz para la creación de ofertas fraudulentas de inversión popular en la paraestatal Pemex. Dichos anuncios estuvieron circulando en los anuncios de videos de Facebook en los últimos meses de 2023 y principios de 2024 (La verdad noticias, 2023).
Hasta hoy, lo antes expresado radica meramente en el empleo libre y popular de la IA por parte del usuario común en redes sociales, pero el avance vertiginoso del manejo profesional ya alcanzó niveles de “grandes ligas” en el mismo Hollywood, donde recientemente se vivió una huelga de poco más de tres meses (Dalton, 2023) por parte de celebridades que protestaron en contra del uso de la inteligencia artificial generativa de sus rostros para interpretar papeles con características manipulables acorde a la necesidad de los guiones de cine (actores/actrices que rejuvenecen en pantalla o aparecen pese a ya no estar vivos, interpretando algún rol) (Perry, 2023).
Asimismo, ya fuimos testigos de una primera aproximación a “Nat”, una presentadora de noticias que tuvo su debut en 2023 en Grupo Radio Fórmula (Revista Wired, marzo 2023), dada a conocer al aire por el poco inteligente y muy artificial Joaquín López-Dóriga (presentador de noticias de aparentes carne y hueso). Según Roberto Muñoz, “director de noticias y producción de Grupo Fórmula, el desarrollo de Nat llevó cerca de mes y medio. En este momento, el desarrollo necesita del conocimiento y criterio de los periodistas para desarrollar con precisión sus diálogos y selección de la información” (Revista Wired, marzo de 2023).
Sería conveniente preguntarnos: ¿qué tanto tiempo tomará programar, con un curso académico semestral, a un/a profesor/a virtual de las diversas asignaturas que se imparten en los diferentes niveles de la Universidad Nacional Autónoma de México?
Algo a distinguir es el aspecto gratuito de ciertas aplicaciones generativas de Inteligencia Artificial y los resultados que pueden obtenerse bajo esta característica libre de pago. Tendríamos que hacer un análisis de los productos obtenidos de versiones de pago que ya comienzan a ofertarse y que estarán al alcance –como es de esperarse– de todo aquel que tenga la solvencia económica suficiente.
Por ahora, pensando de forma generalizada, es pronto para hablar de una sustitución laboral amplia de la especie humana por la máquina inteligente en determinadas actividades, principalmente mecánicas, como sucedió desde el inicio de la Revolución Industrial. Aunque no debe echarse en saco roto y sí pensar en posibles reformas a la Ley General del Trabajo, para salvaguardar los derechos de trabajadoras/es a nivel mundial.
Si lo anterior se considera demasiado apocalíptico –bajo la visión alguna vez planteada por Humberto Eco–, habría que ir a tiendas de autoservicio estadounidenses en México, como Walmart y sus recientes cajas autocobro, que si bien no son en su totalidad IA, son una muestra del interés sustitutivo neoliberal donde, al menos una veintena de cajas sólo son supervisadas por dos asistentes y un guardia de seguridad, mientras que el resto lo realiza el propio consumidor con sus respectivas cámaras de vigilancia frontales al rostro de quien paga y de vista aérea.
Recientemente se hizo viral la reflexión de un usuario de TikTok, donde analizó, de manera general, las implicaciones laborales que eso representa para algunas personas que ya no ocupan el puesto de cajera/o en la modalidad de cobro de no más de veinte artículos (De Codina, 2024).
Conclusión
Habrá que replantearse la finalidad que se le dé a la inteligencia artificial en general y no perder de vista cuál es el sentido de la existencia misma. Vigilar de cerca cualquier intento de sustitución humana en aras del avance rapaz del modelo económico y cultural neoliberal y globalizado. Pero somos nosotros mismos, las personas, quienes debemos mostrar nuestro rol protagónico en el desarrollo de la vida cotidiana, y anteponer nuestro valor y nuestros derechos por encima de los principios mercantiles. No podemos volvernos meros espectadores del avance tecnológico inteligente, y caer enamorados de éste sin la menor reflexión y mediación.
Respecto a nuestros jóvenes, es necesaria la implementación de una pedagogía que permita la comprensión y el valor del razonamiento humano con una perspectiva crítica de la vida misma, hacer una constante reflexión de la importancia del respeto al trabajo ajeno y de cómo desarrollar una visión que permitirá que sean ellas/os las/os creadores de sus posturas personales.
Asimismo, como ya se mencionó, se pone en juego, en cierta área de la IA, el aspecto de la valorización de la otredad, el cómo nos construimos constantemente entre los demás y uno mismo, no ante la máquina y el humano que, aunque esté programada por otra persona más, no tiene el valor del criterio empático por los demás y la capacidad de crecimiento psicoemocional, como sí lo posee el ser humano y hasta los manifiestan otros animales.
¿O acaso la tendencia será, como se vio en la premisa de Ridley Scott en Blade Runner (1984), donde el robot femenino demuestra que finalmente puede llorar y manifestar emociones humanas? Dada la facilidad del cerebro humano de prosopopeyizar lo que sea, no dudamos que ante el desarrollo y la precisión de algoritmos de aprendizaje artificial, las personas comiencen a ceder terreno y privilegiar a los androides por aspectos meramente emocionales, así como comenzar a sentirlos parte de nuestras familias (lugar que hasta hoy han ido ampliando cada vez más las mascotas, justificado, desde luego, por su capacidad de manifestación de emociones y sensaciones corpóreas). Ridículo veremos a George Jetson (Súper Sónico) y su Robotina, en los Jetsons (Supersónicos).
REFERENCIAS
Belinchón, F. (2023). Elon Musk y más de 1.000 investigadores firman una carta pidiendo pausar el desarrollo de las IAs avanzadas. https://cincodias.elpais.com/companias/2023-03-29/elon-musk-y-mas-de-1000-investigadores-firman-una-carta-pidiendo-pausar-el-desarrollo-de-las-ias-avanzadas.html
Business Insider México. (2023). ‘No roben nuestras voces’, la lucha de los artistas de voz frente a la inteligencia artificial. https://businessinsider.mx/lucha-artistas-de-voz-frente-inteligencia-artificial_tecnologia/
Chomsky, N. (2023, 8 de marzo). Noam Chomsky: La falsa promesa de ChatGPT. The New York Times. https://www.nytimes.com/2023/03/08/opinion/noam-chomsky-chatgpt-ai.html
Dalton, A. (2023). ¿Por qué la inteligencia artificial es uno de los motivos de las huelgas en Hollywood? LA Times. https://www.latimes.com/espanol/eeuu/articulo/2023-07-22/por-que-la-inteligencia-artificial-es-uno-de-los-motivos-de-las-huelgas-en-hollywood
De Codina, J. (2024). La reflexión sobre las cajas autocobro de los supermercados que no deja de compartirse. Huffpost. https://www.huffingtonpost.es/virales/la-reflexion-sobre-cajas-autocobro-supermercados-deja-compartirsebr.html
Gallego, M. (2018). Sexbots y otredad. https://www.pagina12.com.ar/133727-sexbots-y-otredad
González, F. (2023, 24 de marzo). Inteligencia Artificial: Se llama Nat y es la primera presentadora de noticias desarrollada en América Latina con IA. Wired.com. https://es.wired.com/articulos/inteligencia-artificial-se-llama-nat-y-es-la-primera-presentadora-de-noticias-desarrollada-en-america-latina-con-ia
He Man. (2024). Consejos del He-Man Mamado. https://www.youtube.com/watch?v=Dh2sfN14hEw
Knight, W. (2023). Hace seis meses, Elon Musk firmó una carta para frenar la IA, pero de hecho se aceleró. Wired.com. https://es.wired.com/articulos/hace-seis-meses-elon-musk-firmo-una-carta-para-frenar-ia-pero-se-acelero
La verdad noticias. (2023). Con IA falsifican video de AMLO, Slim y periodistas para estafa en internet. https://laverdadnoticias.com/seguridadyjusticia/Con-IA-falsifican-video-de-AMLO-Slim-y-periodistas-para-estafa-en-internet-20231116-0251.html
Perry, Y. (2023). El caso del uso de Inteligencia Artificial para revivir actores muertos: ¿Quién tiene los derechos? FayerWayer. https://www.fayerwayer.com/entretenimiento/2023/07/18/el-caso-del-uso-de-inteligencia-artificial-para-revivir-actores-muertos-quien-tiene-los-derechos/
Raghavan, R. (2023, 01 de junio). Web 1.0 vs Web 2.0 vs Web 3.0 vs Web 4.0 vs Web 5.0-Evolution of the World Wide Web. Web Solutions Blog. https://acodez.in/evolution-of-the-world-wide-web/#Web_40_The_Intelligent_Web
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Torrico, E. (2019). La comunicación desde los enfoques latinoamericanos. Comunicación, (41), 11-21. http://dx.doi.org/10.18566/comunica.n41.a02