HAZLO TÚ MISMO.
JÓVENES Y FANZINES, UNA MEZCLA INCENDIARIA
Busca, recorta y pega
es nuestro lema
difunde y piratea
hagamos gritar, una amenaza
fanzines, fanzines.Indigentes – Fanzines
POR: Everardo Martínez Paco
A lo largo del tiempo, el ser humano ha tenido la necesidad casi imperiosa de comunicarse con sus pares, ya sea para crear sociedades, asegurar la supervivencia e, incluso, como forma de diversión. Conforme se realiza una evolución dentro de los elementos de la comunicación, las personas han tenido que idear nuevas formas para comunicarse.
En el presente ensayo, busco analizar una herramienta que se hizo presente (con mucha fuerza), en las subculturas urbanas, que sirvió y cumplió como punta de lanza para que la palabra escrita tuviera mayor amplitud, pero sobre todo mayor libertad: el fanzine. Asimismo, busco sentar las bases para demostrar que el fanzine es una forma de transmisión de la palabra, funciona como herramienta de comunicación y que está retomando fuerza entre los jóvenes, en un momento histórico en que se creía que la revolución virtual y tecnológica acapararía todos los elementos de la comunicación.
En nuestro día a día podemos toparnos gran número de fanzines: libros que han sido fotocopiados, revistas de corte temático e independiente, y poemarios, entre otros. Los lugares en que podemos encontrarlos son diversos, pero en el caso de la Ciudad de México (CDMX), el fanzine tiene mayor presencia en lugares con gran aglomeración de jóvenes: el Tianguis Cultural del Chopo, escuelas de nivel medio superior, plazas, parques, tianguis, conciertos, etcétera.
Pero ¿qué es un fanzine? Según la Real Academia de la Lengua Española (RAE, 2020), fanzine es un acrónimo derivado de las palabras fan y magazine, revista para fanes, en su traducción literal; aunque también señala que se trata de una revista de escasa tirada y distribución, además de que se realiza con poco medios, y tomando como temas centrales textos de aficionados, comics, ciencia ficción, cine, música, etc. Para efectos de este ensayo tomaré dentro de las líneas de acción de los fanzines a la literatura, enfocándome en el caso mexicano.
Ahora bien, ¿a qué se refiere la rae con revista realizada con pocos medios? Quizá a los pocos medios de producción, ya que se trata de una revista elaborada de manera independiente, con bajo presupuesto, lo que le procura un diseño precario, sucio y a veces mal hecho; pero considero que en estos elementos recae la verdadera estética del fanzine. Ya que busca publicar algo, de alguien, y distribuirlo a baja escala, por lo regular entre amigos, conocidos y compañeros. Muchos escritores, editores e impresores comenzaron su carrera literaria con un fanzine o revista.
Kike Turrón y Kike Babas (como se citó en Giménez Devís e Izquierdo Castillo, 2016, pág. 362) dan una definición distinta, al explicar que:
Un fanzine es siempre un medio de comunicación independiente, que se rige únicamente por los gustos y las predilecciones del autor o [de] los autores, y basa su existencia y continuidad en la autogestión. […] Es un cajón de sastre donde tienen cabida dibujantes, poetas, críticos, fotógrafos, escritores, músicos; cualquiera que tenga algo que decir, sin pretensión de gloria, dinero, reconocimiento o perpetuidad. […] De esta forma, el mundo de los fanzines permanece como una experiencia alejada y underground a la medida oficial, tanto en parabienes económicos como ideológicos.
En este sentido, un fanzine es un lugar donde está permitido expresarse libremente, lo que no se lograría al ser parte de una revista de renombre o alguna publicación que exige ciertos parámetros para poder ser publicado; entendiendo que esto se logra con los beneficios de la autopublicación. Es aquí cuando hace su aparición la rebeldía, ya que al ser un lugar donde se puede dar cita cualquier tipo de textos, permite una mayor libertad de expresión. Si lo pensamos desde el sentido “real”, la reproducción literaria, académica y escrita ha sido para ciertos cúmulos de personas privilegiadas (no todos tienen acceso a reproducir su obra escrita, y muchas veces tampoco a comprar y leer obras escritas), derivado de los altos costos de producción y la poca demanda, entre otros parámetros.
Conforme pasa el tiempo y avanza la tecnología, los costos de producción se hacen más bajos, el acceso a libros y revistas es mucho más amplio y, en cuanto al fanzine, su diseño y producción cada vez es más sencillo, no por nada toma como estandarte la frase que se acuñaría en la década de 1950: Do it yourself/Hazlo tú mismo.
Víctor Molina (2010, pág. 5) dice:
En los años ochenta gracias a las fotocopiadoras y al ordenador, el fanzinero enfrenta problemáticas diferentes, la producción aumenta, se producen muchos más fanzines, todo parece más fácil, nacen y mueren pronto, de hecho hay muchas que alcanzan el total de su vida con el solo número cero.
Quizá esa sea de una de las razones por las que los jóvenes deciden producir y distribuir fanzines, ya que les permite expresar lo que piensan en esos momentos e ir cambiando sin mucho problema. En muchos casos les ayuda a estar y seguir en el anonimato. Todo esto depende de los temas que traten las publicaciones.
Los jóvenes rediseñan su entorno, la forma en que se comunican, las aficiones y formas de compartir dichos hobbies. Josué Coloma Sánchez e Irma Marco Cánoves (2017, pág. 29) señalan que la misma se da a partir de las subculturas y grupos de jóvenes que deciden rediseñar su entorno y las formas de comunicación. Al respecto argumentan que “si la cultura que había no les gustaba, la hacían a su manera, de la forma que les satisfacía. Si la sociedad no aceptaba sus modos de hacer, creaban sus propios códigos”. Redefinían los conceptos que estaban a su alrededor, así como la creación de códigos y formas de pasar la información. Quizá, ese sea uno de los puntos clave por los que a lo largo de la historia el fanzine ha tenido un sentido de protesta, y se le ha vinculado por muchos años a la ideología punk, al grado de tener su propia derivación del fanzine, llamado punkzine.
Víctor Molina (2010) también explica la diferencia entre fanzine y punkzine, señalando que los dos son parte de realidades distintas, el punkzine trata temas de protesta social y alienta el “hazlo tú mismo”, sus diseños son más precarios, se utiliza el collage, las producciones son de bajo presupuesto y costo, y a veces se regalan, teniendo en cuenta la difusión del mensaje sobre cualquier cosa.
Para entender un poco a qué me refiero cuando hablo de subculturas, tomaré lo que explican Giménez Devís e Izquierdo Castillo (2016, pág. 358):
El término subcultura es utilizado en la sociología, antropología y los estudios culturales para definir una comunidad de individuos que comparten unos códigos, ideología, identidad y conductas que no están en sintonía con la cultura dominante y que por ello, confluyen por debajo de ésta (de ahí el término underground, acuñado al profesor Theodore Roszak para definir el estudio de las subculturas que confluyen “por debajo de” la cultura hegemónica).
En resumen, los fanzines buscan salir, sobremanera, de lo que la cultura y la sociedad nos dictamina, para crear su propio medio de generación y distribución del conocimiento y de las afinidades.
Para traer a colación el fanzine desde la panorámica mexicana, en el caso concreto de la subcultura punk, es necesario y casi obligatorio hacer una parada en el Tianguis Cultural del Chopo, ubicado en la calle Juan Aldama de la Colonia Buenavista, en el corazón de la CDMX; lugar de convergencia entre las llamadas tribus urbanas, donde se dan cita varios jóvenes oriundos de la CDMX, para comprar, observar, intercambiar y producir. Y dentro de ese cúmulo de mentes, personas y creadores, al fondo, del lado izquierdo del escenario, se encuentra un grupo de jóvenes ataviados con mezclilla y estoperoles; con puestos en el suelo ofertando parches, discos pirata y una gama impresionante de fanzines; estos últimos diseñados de manera burda, con colores chirriantes, los que a su vez toman diferentes temas que van desde la política, la literatura, la música, el fandom, etc. Con diseños muy elaborados, pero con una producción que presume a leguas el Hazlo tú mismo.
Giménez Devís e Izquierdo Castillo (2016, pág. 355) argumentan que:
Un fanzine es un medio de comunicación alternativo o de subcultura basado en la autoproducción de contenidos. De forma no profesional, son publicados por (y para) los seguidores de un fenómeno cultural determinado, lo que popularmente se conoce como fans, ofreciendo nuevos discursos de información que no pertenecen a la esfera mediática convencional y que son base de la libre expresión del individuo.
Hablamos, por tanto, de una revista, de carácter underground y no comercial, autogestionada por el fan-creador/a cuyos métodos de financiación se basan en la edición de bajo coste, la distribución muy limitada, y la creación artesanal y en comunidad.
Ahora bien, en este punto es importante abrir una interrogante, ¿qué tan serio puede ser un fanzine? Para empezar, se tendría que explicar qué entendemos por serio. Desde la perspectiva de la producción literaria, se puede decir que es hacer un trabajo de corrección, edición, diseño; pasar por un par de filtros para que el trabajo quedé con una mejor calidad. Está de más decir que la mayoría de estos pasos se los salta el fanzine, y esto no quiere decir que no sea un trabajo de calidad sino que se tendría que tomar en cuenta que, él mismo, obedece a otros intereses, puntos de cohesión, público al que se dirige y recompensa final.
En este sentido, Coloma Sánchez y Marco Cánoves (2017, pág. 29) afirman:
Se trata de una actitud o de un posicionamiento formal por el cual los autores son los que producen y distribuyen, evitando así determinadas manipulaciones o beneficios ajenos a los propios interesados. Aunque esta actitud crea una autonomía cultural, tiene el problema de que es difícil de mantener un mismo producto dentro de este mercado durante largos periodos de tiempo, pues exige gran cantidad de dedicación y esfuerzo por parte de los que lo producen. La autonomía siempre implica independencia, pero todo ello implica a su vez que absolutamente todo lo tiene que hacer uno mismo, sin ayuda externa.
Para finalizar esta reflexión, es importante mencionar que el fanzine es una puerta y una vía para llegar a muchas personas; es cierto que a veces se trata de una publicación fugaz, pero es una publicación que nos da libertad y nos permite experimentar con diferentes elementos.
En resumen, “el fanzine simboliza en términos teóricos una especie de margen desde el cual el progreso cultural se desarrolla” (Coloma Sánchez y Marco Cánoves, 2017, pág. 24). Tan es así, que incluso las instituciones de gobierno lo están volteando a ver; tal es el caso del portal español Las aventuras de aprender, que con auspicio del gobierno español desarrolló un manual para crear fanzines. De esta manera, las formas de comunicación y de interacción entre los jóvenes y para los jóvenes, se van redirigiendo, rehaciendo y reformulando.
Quizá esta sea una de las razones por las que el fanzine ha seguido y seguirá, ya que permite al joven un medio de libertad de expresión, una total libertad de publicación, donde no existe ningún filtro establecido, donde no hay ninguna regla, donde lo que se publicará lo deciden ellos; decidirán de igual forma cuántos harán, a quién se lo venderán o regalarán y, lo más importante, cuánto tiempo durará.
REFERENCIAS
- Coloma Sánchez, J. e I. Marco Cánoves. (2017). Los (otros) libros. Bibliofilia under ground. En Pasiones bibliográficas II, pp. 23-34.
- Giménez Devís, A. y J. Izquierdo Castillo. (2016). El movimiento fanzine español y su evolución en la era digital: una propuesta conceptual para el webzine, 14(14). Pp. 353-376.
- Lafuente, A. y Horrillo, P. (2019). Cómo hacer un fanzine. Las aventuras de aprender. En: http://laaventuradeaprender.intef.es/guias/como-hacer-un-fanzine/paso-a-paso
- Molina, V. (2010). Binocolare. Historia y creación de un meta-fanzine. España (tesis de maestría).