Las clases sincrónicas o asincrónicas, ¿cuál es la mejor opción?

Ruth Paulina Martínez Victoria

Aldo Nicolás Arenas García

Introducción

La Covid-19 no sólo cambió la forma de relacionarnos y comunicarnos como sociedad, también transformó la manera en que aprendemos y transmitimos conocimiento. Uno de los principales cuestionamientos de los docentes fue: ¿cómo impartir mis clases? ¿Cómo captar la atención de mis alumnos? Sin lugar a duda, este año fue un periodo de aprendizaje que, a base de ensayo y error, nos ha permitido comprender cuál es la mejor metodología ante una enseñanza virtual con la posibilidad de transformarse en una implementación exitosa, ya sea de clases en línea o híbridas, retomando la experiencia del docente en las clases presenciales.

La comunicación

El proceso de comunicación contiene elementos esenciales, como son el emisor, receptor, medio o canal y mensaje. En la educación presencial estos elementos generan la comunicación en una sola dirección, porque si consideramos la enseñanza tradicional, el docente es el emisor y el alumno el receptor, y los medios o canales son representados por aquellos materiales, sean físicos o digitales, que utiliza el docente para impartir sus clases. 

En el caso de la enseñanza activa se pretende que los alumnos participen en la construcción de su conocimiento y la comunicación no se dé sólo en una dirección sino también de alumno a profesor, y entre los mismos alumnos. La enseñanza virtual favorece que se dé esta diversidad en cuanto a la comunicación. El emplear diferentes recursos digitales y plataformas que propician un ambiente interactivo, facilita el uso de la gran variedad de canales de comunicación que dan como resultado una mejor enseñanza y un aprendizaje significativo.

A partir de esto, es importante plantearse los siguientes cuestionamientos: ¿qué sucede con la parte humana? ¿La enseñanza virtual es tan eficiente como parece? Jiménez (2011) refiere que: 

La educación virtual adolece, actualmente, de algunas limitantes; entre ellas la que se refiere a que el canal o medio y las interfaces no son capaces de trasmitir cabalmente la parte humana, como expresiones no verbales, emociones, etcétera, que acompañan a las excelentes cualidades metodológicas, técnicas, teóricas y tecnológicas del proceso de enseñanza-aprendizaje.

La parte humana que comprende la comunicación no verbal en el aula, ya no está presente en la virtualidad. Aunado a ello, en la virtualidad se tienen opciones, como es el uso de clases planificadas de forma sincrónica o asincrónica; cada una tiene sus ventajas y desventajas, además de que rescata diversos factores del aspecto humano que no pueden quedar en segundo plano; en particular, en el ámbito educativo es importante recordar que se trabaja con seres humanos que tienen diferentes habilidades, visiones de la vida, metas y, sobre todo, diferentes personalidades que también se relacionan con la forma en que aprenden.

Esta última división, además, se ve influida por la situación actual derivada de la Covid-19, donde la percepción de los estudiantes hacia la educación ha cambiado, ya que sus experiencias son diferentes, el entorno en que se desenvuelven sufrió modificaciones, así como sus actitudes y, posiblemente, el surgimiento de problemas o situaciones de estrés durante esta época. Todo ello afecta su comportamiento y la forma en la que se enfrentan a las clases virtuales o hibridas.

Sincrónico o asincrónico

Indudablemente el mundo ha sufrido diversos cambios en diferentes ámbitos, como el económico, social y cultural. La educación fue una de las más afectadas en la pandemia por la Covid-19, porque las instituciones académicas tuvieron que adaptarse y comenzar una nueva forma de trabajo muy distinta a la habitual, donde en particular en México, según datos del INEGI (2015-2020), cerca de 40% de la población contaba con una computadora en el hogar. Esto fue un golpe repentino de la pandemia que ocasionó en los hogares el tener que adquirir equipos, sin considerar que en un solo hogar puede haber varios integrantes en edad escolar.

Las formas de comunicación también cambiaron, y la planta docente y el alumnado se adaptaron a nuevas plataformas, plazos y tiempos de enseñanza-aprendizaje. Algunos optaron por las clases asincrónicas, modelo que ya estaba presente en los cursos a distancia en diferentes instituciones del país, y otros optaron por las clases sincrónicas, tratando de emular los tiempos y las metodologías usadas en las clases presenciales; sin embargo, es importante preguntarnos cuál de las dos formas de transmisión de conocimientos es la adecuada, pero como docentes y alumnos podemos tener dudas, ya que ambas ofrecen beneficios y dificultades, en especial por la manera en que nos comunicamos.

Bertogna, Castillo, Soto y Cecchi (2007) explican que la comunicación asincrónica permite que alumnas y alumnos sean más independientes y estudien a su ritmo, organizando tiempos y con el mínimo de recursos; esto posibilita que el alumnado sea autodidáctica y responsable de su propio conocimiento, pero se pierde la interacción persona a persona, dificultando la comunicación, y a veces, si las actividades no están adecuadamente diseñadas, el aprendizaje significativo puede estar en riesgo.

Esto es contrario a las clases presenciales, donde los alumnos pueden interactuar, intercambiar opiniones, emociones, vivencias y tener una colaboración que permite el aprendizaje. En este caso las clases sincrónicas pueden rescatar parte de ello, al estar presentes en un entorno virtual en tiempo real y contando con la atención del docente. 

Ventajas y desventajas 

Considerando las clases en un entorno virtual con la nueva modalidad, ya sea de forma sincrónica, asincrónica o híbrida, siempre podemos salvar puntos positivos; sin embargo, como toda metodología tendrá sus puntos débiles al momento de ser aplicada a determinado modelo educativo.  

Primero retomemos la comunicación en clases de manera sincrónica. El avance de la tecnología permite que los integrantes de un grupo puedan verse a través de una cámara y por medio de programas que permiten enlazarse en tiempo real; esta acción logra que las y los participantes tengan una interacción, y tanto docente como alumna y alumno pueden visualizar reacciones y gestos ante determinadas opiniones, respuestas oportunas a las dudas, retroalimentación inmediata y un mayor entendimiento como grupo, y entre alumnado y docente. 

Uno de los grandes inconvenientes de las clases sincrónicas en un ambiente virtual es la posible falla de los dispositivos o la conexión a Internet, la distracción por parte de los jóvenes ante el uso de dispositivos electrónicos durante un periodo prolongado de tiempo, además del limitado tiempo para el proceso de información, porque el entrar a las sesiones el docente comparte material en tiempo real, que puede llegar a consumir tiempo vital de una clase; dificultades no presentes en las clases presenciales. 

Como punto principal, el o la docente debe poseer ciertas habilidades para atraer la atención de alumnas y alumnos logrando con ello mayor participación y la concientización de una presencia virtual activa; es decir, que el alumnado mantenga sus cámaras encendidas, con conciencia de la importancia de estar presentes ante compañeras, compañeros y docentes de forma armónica y respetuosa.

Durante las clases presenciales, el o la docente interactúa con el alumnado que presenta problemas para entender la asignatura o sólo tiene diferentes habilidades de comunicación. En las clases sincrónicas, dentro del entorno virtual elegido, dicho tiempo prácticamente se nulifica y con dificultad se logra detectar a quienes necesitan de una atención más personalizada.

Desde otra perspectiva, Huang y Hsiao (2012) refieren que las clases sincrónicas permite la utilización de diversas herramientas digitales a través de la organización y del diseño de una plataforma en que el alumnado puede entrar en el horario que más les convenga, revisando materiales a su ritmo y llevando un control más simple de los plazos y fechas de entrega.

Las alumnas y los alumnos tienen la oportunidad de participar en foros, compartir opiniones y analizar con más detenimiento la información proporcionada por el profesorado; sin embargo, la lenta retroalimentación por parte de la o del docente puede generar poco interés por parte del alumnado, aunado a la poca interacción que se presenta entre ellos, ocasionada por el distanciamiento social, lo que concluye en la deserción ante la clase o la falta de interés por el estudio independiente al no tener la atención personalizada de la y del docente, en especial en niveles básicos.

Un detalle no menos importante es considerar los recursos de alumnas y alumnos que, independientemente de la modalidad en la que se presenten sus clases, puede ser una gran limitante para explotar al máximo la organización del curso por parte de la y del docente. Existen variables que no es posible controlar, pero pueden ser estudiadas y subsanadas con el diseño de metodologías que se adapten a las diferentes dificultades que presenten alumnado y docentes.

¿Cuál es la mejor opción?

La elección de brindar clases sincrónicas o asincrónicas depende de los tiempos que disponga el o la docente para la impartición de su programa de estudios y las características de sus alumnas y alumnos, así como de los recursos disponibles suministrados por la institución educativa, los recursos personales del alumnado y del profesorado.

El y la docente puede implementar ambas vías de comunicación dependiendo de las necesidades del curso y de la evolución del alumnado en la asignatura impartida. Las clases sincrónicas reafirman las clases en tiempo real con sus múltiples virtudes, quedando como principal opción para su implementación la mayor parte del curso. Por lo tanto, las clases sincrónicas serían un recurso complementario, en que el profesorado, con el adecuado diseño de estrategias de enseñanza, genere una nueva forma de enseñanza híbrida retomando con ello los puntos positivos de ambas vías de comunicación.

Conclusiones 

Ante la posibilidad del regreso a clases presenciales, es importante rescatar aquellas habilidades que alumnas y alumnos adquirieron en las vías de comunicación antes mencionadas, lo que permitirá una transición de lo virtual a lo presencial con una conciencia y habilidades muy diferentes a las que alumnado y profesorado poseían antes de la presencia de la Covid-19, que cambió la forma de enseñanza-aprendizaje y en la que nos adaptamos a las clases híbridas, donde la virtualidad no sustituirá a lo presencial, pero si la enriquecerá.

ReFERENCIAS

Bertogna, M., Castillo, R., Soto, H. y Cecchi, L. (2007). Clases Sincrónicas Virtuales en la Enseñanza a Distancia: una implementación a bajo costo. Buenos Aires: Universidad Nacional del Comahue. En: http://sedici.unlp.edu.ar/handle/10915/19102

Cuestas, J. (2020). Actividades sincrónicas y asincrónicas: virtudes y falencias. Revista de Educación en Biología, 2(núm. extraordinario). En: http://congresos.adbia.org.ar/index.php/congresos/article/view/94

Fanelli, A. M., Marquina, M. M. y Rabossi, M. (2020). Acción y reacción en época de pandemia: la universidad argentina ante la COVID-19. Revista de Educación Superior en América Latina, 8(12), 3-8. En: https://ri.conicet.gov.ar/handle/11336/109267?show=full

Huang, X. y Hsiao, E. (2012). Synchronous and asynchronous communication in an online environment. Faculty Experiences and Perceptions.

INEGI. (s/a). Censo de Población y Vivienda 2015-2020: Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de TIC en Hogares, ENDUTIH.

Jiménez, C. J. (2011). Elementos de la comunicación y el aprendizaje en la educación virtual. ContactoS, 79, 23-30. En: https://www.inegi.org.mx/temas/ticshogares/

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