Redes sociodigitales y juventud

Ana Claudia Orozco Reséndiz

Resumen

Este texto alude a la vinculación entre las redes sociodigitales y la juventud. La relación que tienen las y los jóvenes con los que compartimos la realidad, y los distintos consecuentes que se desprenden de ella. De tal manera que, esta breve reflexión, presenta apenas algunos elementos que motivan a la consideración de los problemas que trae consigo el uso y abuso de las redes sociodigitales, en particular, desde la perspectiva docente. 

 

Palabras clave: redes sociodigitales; formas de ser; juventud; estrategia; conversación.

 Hay una serie de dificultades a las que se enfrenta la juventud hoy en día. Esto se debe a diversos factores, y algunos los identificamos por la falta de oportunidades laborales o académicas, sólo por mencionar los más frecuentes dentro de la desigualdad social, aunque estamos conscientes de que también hay riesgos de salud física, emocional y espiritual. Por otra parte, la crisis global que envuelve a la humanidad genera indiferencia, desgracia y violencia, entre otros factores negativos que influyen en la gente afectando su calidad de vida, y que permanezcan en constante tensión existencial. Lo anterior es cosa común en la juventud, lamentablemente.

Ser joven tiene muchas formas de representación, pero abundan quienes muestran alguna desventaja educativa y laboral; sin embargo, en términos digitales, no están tan ajenos a ello. Esto quiere decir que su desventaja laboral y/o educativa no les limita, porque los recursos sociodigitales son una manera de estar en el mundo. A través de dichos recursos es posible que desarrollen diversas habilidades, por lo que la juventud es poseedora del devenir cultural y social. “La comunicación digital está en el núcleo de su vida cotidiana” (García Canclini, 2012).

No es novedad aseverar que nos tocó vivir en la era digital y, con ello, es recurrente la propagación de versiones falsas de la realidad, con un claro descuido hacia los medios de comunicación. Estamos envueltos en una dinámica de destrucción, porque pareciera ser la única forma de solucionar cualquier conflicto, así que la posibilidad del diálogo se pierde poco a poco y las diversas formas de emplear el lenguaje.

La creación de diferentes versiones de la realidad no se hace con intenciones de ampliar nuestro horizonte de reflexión, sino con descuido y sin considerar consecuencias; por ello, este hecho es mejor conocido como posverdad, entendiendo que es una forma de emitir noticias dispersas y muchas veces falsas. Hay una inclinación a creer en este tipo de información de manera inmediata a través de las redes sociodigitales, como Facebook, TikTok, Twitter, Instagram y YouTube, entre otras.

La propagación de noticias falsas ha sido tan exitosa, su comprobación sistemática es tan difícil y sus consecuencias políticas tienen tanto éxito, que tendremos posverdad en un largo periodo. El uso de las redes sociodigitales para engañar con informaciones falsas, que coinciden con creencias o expectativas de las personas, seguirá propiciando confusiones y distorsiones (Trejo, 2022, pág. 10).

Lo anterior es motivo suficiente para considerar la adaptación de nuestras formas de ser a dichas redes sociodigitales y, con ello, revalorar las relaciones con las y los jóvenes que forman parte de nuestra realidad; empero, es importante señalar que “la expresión redes sociodigitales implica la codificación de formato digital y permite abordar el fenómeno de forma operativa e inclusiva, ya que abarca la diversidad de aplicaciones y plataformas de servicios orientados a lo social” (Cervantes y Chaparro, 2021, pág. 39). A partir de este acercamiento a la noción de redes sociodigitales, conviene destacar que éstas facilitan los procesos de comunicación, o bien los entorpecen si se usan de forma equivocada o con fines nocivos.

En este sentido, insistimos en decir que las redes sociodigitales son medios donde cada vez más jóvenes se enteran, casi de manera inmediata, de lo que sucede a nivel global. Estas redes también son una especie de vigía eterna, porque no descansan, no se detienen, no se apagan. Es como el gran hermano que siempre nos vigila (Orwell, 1980).

El uso continuo de las redes sociodigitales provoca que los usuarios suelan quedarse con algunos elementos que consumen y no van más allá de lo que se les presenta; en el caso de las noticias, muchas veces no leen o no terminan la nota informativa. No interactúan de manera crítica. No se interesan por leer notas completas. Tampoco analizan los contenidos que consumen y, en ocasiones, sólo consideran las imágenes o ilustraciones que acompañan la información. Suelen compartir una serie de notas, porque sus amistades lo hacen o simplemente no soportan el vacío en sus perfiles y requieren “estar al día”; sin embargo, este hecho también ha mostrado que es importante volver a los medios de comunicación que promueven un periodismo comprometido y responsable, acompañado de un ejercicio de investigación arduo.

Por otra parte, es menester tomar en cuenta las consecuencias de la pandemia causada por la Covid-19, que se notaron por distintas prácticas de sociabilidad mal generadas, entre otros factores. De manera que el uso de las redes sociodigitales fue recurrente y consecuente de este hecho. La población, aislada y limitada en muchos aspectos, hizo parte de su día a día dichas redes. Esto provocó un acercamiento e íntima relación con las TIC, herramientas digitales y medios preferidos para informarse y entretenerse. Para comprender mejor el sentido y significado de las TIC, tomamos la noción que ofrecen Margarita Chaparro y Rubén Cervantes (2021, pág. 48), quienes sostienen que las:

TIC son todos los dispositivos que permiten crear, guardar, compartir y difundir contenido entre diferentes sistemas de información con el fin de posibilitar la comunicación y cooperación entre diversos entes individuales o colectivos/organizacionales y que las RSD [redes sociodigitales], a su vez, quedan insertas dentro de las TIC, permitiendo una continua interacción entre sujetos individuales o grupales con diversos fines, ya sea adquirir servicios, productos, información, entretenimiento, entre otros.

Asimismo, facilitaron la interacción entre los seres humanos y fortalecieron los canales de comunicación inmediatos, mismos que ayudaron a preservar la información. En términos generales, las redes sociodigitales fueron un parteaguas en todo este proceso.

De esta manera, las redes sociodigitales facilitan la comunicación entre los seres humanos, pero también fomentan hábitos que luego se verán reflejados en la conducta, el comportamiento, el carácter y la forma de ser de las personas. 

Antes de la pandemia, es probable que las y los jóvenes tuvieran una mayor cantidad de accesos a Internet con fines académicos o para interactuar con sus pares, incluso para hacer amistades. No obstante, con la pandemia se acudió al Internet para fortalecer o construir los procesos sociales, se volvió fundamental desarrollar la vida a través de las redes sociodigitales y el uso de las TIC. Esto para llevar a cabo un ocultamiento del ser, la transformación de la identidad una y otra vez, la posibilidad de recrear los cuerpos y transformarlos en seres fantásticos.

Es evidente que el uso de las redes sociodigitales se incrementó debido al aislamiento que ocasionó la pandemia, se vieron modificados usos y consumos, pero también los estilos de vida. La población tuvo que adaptarse a las redes sociodigitales, porque éstas responden a diversas necesidades y objetivos de la vida cotidiana. Para las y los jóvenes, la tecnología es una vía en la que pueden socializar, aunque sus conversaciones han cambiado, por lo que es importante redimensionar la noción de conversación.

Hans-George Gadamer (1992) ya advertía en la década de 1970 que la incapacidad para el diálogo dificulta que se lleve a cabo la conversación, luego, los conflictos difícilmente podrán ser resueltos debido a este factor. Recuperar la conversación hoy, implica que haya experiencia, apertura hacia nuevas formas de ver y estar en el mundo, donde no sólo la posibilidad de llegar a ser lo que se desee exista en el plano virtual, sino que se realice en lo mundano. 

Así, muchos jóvenes crean sus propios medios de comunicación, motivo por el cual se requiere que las escuelas y los diferentes espacios donde interactúan integren el uso de Internet para desarrollar sus actividades, sean académicas, lúdicas, laborales o de cualquier tipo, pero al tiempo que se fomente el hábito de la conversación en que “se encuentran dos personas y cambian impresiones, hay en cierto modo dos mundos, dos visiones del mundo y dos forjadores de mundo que se confrontan” (Gadamer, 1992, pág. 205). No cabe la posibilidad de hacer caso omiso a esta exigencia que se encuentra frente a nuestros ojos, es imperioso acoplarse a las nuevas tecnologías y, con ello, al desenvolvimiento de las redes sociodigitales en el encuentro con el otro. 

El mundo virtual, con su diversidad de posibilidades para comunicarse, como las redes sociodigitales, no tiene que ser negativo o usado para corromper a la humanidad, tampoco para transgredirla. Existen múltiples opciones para recuperar el sentido de ser en el mundo a través de la palabra, porque como Gadamer (1992) apunta, se trata de volver al interior, saber escuchar para ser capaces de conversar, en este caso, importa añadir a la escucha, la mirada perspicaz, ya que la mensajería se ha vuelto múltiple y diversa, y nos exige poner todos nuestros sentidos a la orden, para captar la intención comunicativa. Audios, textos e imágenes forman parte de la unidad del mensaje, se intercalan al momento de formarlo, pero la intencionalidad sigue siendo la misma: cultivar la capacidad comprender al otro. La conversación implica estos elementos y otros símbolos que pueden ser corporales, potencialmente es transformadora, porque en ella es posible desplegar nuestro ser en toda dimensión.  

No obstante, la relación de las y los jóvenes con las redes sociales se caracteriza por la generalización, la inmediatez y la simplicidad. También está presente la constante de errores conceptuales, la falla en los procesos de aprendizaje, en las técnicas de lectoescritura y anomalías en la intervención en sus formas de interactuar, sólo por mencionar algunos casos. De ahí que optan por una forma más simplificada de relacionarse, evitan conversar porque no quieren riesgos, buscan que no haya mayor esfuerzo en el uso que eso les implique, evitan la fatiga y casi todo lo que tenga que ver con el análisis y la reflexión.

Sin embargo, están al frente de cada tendencia o se actualizan de manera casi inmediata. La sociedad de la información y del conocimiento, aunque está a su alcance, no es algo que desean procurar a través de las TIC. En esta tesitura, urge adquirir nuevas formas de trabajar, educar y socializar, entre otras. Ante esto, surge el cuestionamiento que inicialmente nos trajo a redactar esta breve reflexión: ¿qué papel juega la docencia en todo este escenario? y, aunado a ello, ¿cuál es elemento fundamental para llevar a cabo la adaptación de las TIC en nuestras estrategias educativas que permitan seleccionar, almacenar y recuperar la información? Son interrogantes que no se responderán en este momento, pero que generan un vínculo con nuestra función social y el fortalecimiento de habilidades para la construcción del conocimiento a través del quehacer educativo.

Finalmente, las metas propuestas tienen que ver con el fortalecimiento de las capacidades de informarse y documentarse al momento de llevar a cabo una investigación, incluir el asombro a toda nota o noticia que llegue a nuestras manos, promover esa capacidad de asombro que dota de sentido la vida cotidiana. Asimismo, se pretende que con el uso de las redes sociodigitales adquieran habilidades de estudio que faciliten su aprendizaje y alcancen, con ello, la autonomía. 

La intención es apropiarnos de la cultura, volverla nuestra, porque se trata de una inclinación completa al trabajo intelectual en todos los campos fundamentales. Ahora bien, si dentro de la cultura se encuentra el avance de las tecnociencias y con ello la aparición de nuevas redes sociodigitales, no queda sino enfrentarlas, a partir de su uso y dominio para que no se salgan de control, porque es bien sabido que también son un factor adictivo que podría generar vicios en vez de virtudes, aludiendo a lo que Aristóteles (2007) ya apuntaba en su ética Nicomáquea.

 

REFERENCIAS

Aristóteles. (2007). Ética Nicomáquea. Barcelona: Gredos.

Bastarrechea, N. (2017). Jóvenes, TIC y entornos educativos. Nuevas formas de interactuar, nuevas responsabilidades. Telos: Cuadernos de Comunicación e Innovación (107), 93-94.

Cervantes Hernández, R. y Chaparro Medina, P. M. (2021). Transformaciones en los hábitos de comunicación y sociabilidad a través del incremento del uso de redes sociodigitales en tiempos de pandemia. Ámbitos: Revista Internacional de Comunicación, 52, 37-51. 

Dans, E. (2017). Jóvenes y redes sociales. Más complejo de lo que parece. Telos: Cuadernos de Comunicación e Innovación (107), 95-97.

Delarbre, R. T. (2016). Ser visibles, para ser ciudadanos. Política y redes sociodigitales en América Latina. Revista latinoamericana de Ciencias de la Comunicación, 12(22).

Gadamer, H. G. (1992). Verdad y método (vol. 2). Salamanca: Sígueme.

García Canclini, N., Cruces, F. y Urteaga, M. (2012). Jóvenes, culturas urbanas y redes digitales. Prácticas emergentes en las artes, las editoriales y la música. Barcelona: Ariel/Telefónica/UAM.

Orwell, G. (1980). 1984. Madrid: Salvat.

Villora, M. M. (2017). En pleno proceso de cambio. La nueva educación digital. Telos: Cuadernos de Comunicación e Innovación, (107), 98-99.

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