Paisajes insurrectos

Fernando Martínez Vázquez

La subjetividad insurrecta es un trabajo que se hace con otras y con otros, 

en un lugar y tiempo en que el mapa de lo experimentado como intolerable 

deviene mapa de lo posible.

Rossana Reguillo

Rossana Reguillo es una de las autoras más prolíficas en el campo de la comunicación en México y América Latina. Se caracteriza por abordar temas relacionados con el poder y los jóvenes en sus distintos ámbitos y manifestaciones. Desde sus primeros libros ha demostrado una capacidad teórica y metodológica que la posiciona a la vanguardia de quienes estudian la comunicación, porque combina métodos micro y macro, como la etnografía, la entrevista y softwares para el análisis de datos de la información que circula en las redes sociodigitales. 

Su mirada antropológica y su perspectiva comunicativa le permiten ver, desde su complejidad, diversos fenómenos sociales. Entre sus principales obras destacan En la calle otra vez. Las Bandas juveniles. Identidad urbana y usos de la comunicación (1991), La construcción simbólica de la ciudad. Sociedad, desastre, comunicación (1995), Ciudadano N. Crónicas de la Diversidad (1999), Estrategias del desencanto. Emergencia de culturas juveniles (2000), Lotería Urbana: un juego para pensar la ciudad (2001), Horizontes fragmentados. Comunicación, cultura, pospolítica. El (des)orden global y sus figuras (2005) y Culturas juveniles. Formas políticas del desencanto (2012), entre muchos libros más que ha coordinado. 

Su libro Paisajes insurrectos. Jóvenes, redes y revueltas en el otoño civilizatorio (2017) que se refiere en esta reseña, es una muestra de su trabajo como investigadora, pero en particular de su paciencia para recuperar indicios, interrelacionarlos e ir tejiendo interpretaciones de lo social. En esta obra parte de tres preguntas, ¿es posible hablar de insurrecciones 2.0?, ¿de nuevas formas de protesta y organización colectiva?, ¿qué desafíos plantea la ola de insurrecciones que ha irrumpido en la escena del siglo XXI

Para responder a lo anterior, el libro se divide en cuatro capítulos a manera de paisajes, una introducción y una conclusión: “Paisaje I. Crisis y declive del proyecto civilizatorio”, “Paisaje II. Políticas del lugar, la reivindicación del locus. #Occupyeverywhere #allday #allweek”, “Paisaje III. Superficies de inscripción digital. Decodificar las expresiones del malestar contemporáneo” y “Paisaje IV. De las pasiones políticas y los afectos enredados”. 

Reguillo hace un recorrido por distintas categorías teóricas desde la antropología, comunicación, psicología social y sociología, para reflexionar acerca de movimientos sociales que han tenido como escenario la calle, las plazas, pero también el ciberespacio y su impacto en la opinión pública. Se centra en acontecimientos disruptivos que se presentaron en diferentes partes del mundo, como México, Estados Unidos, España y Brasil, en particular en los movimientos sociales de Tahrir (Egipto), Zuccotti Park (Nueva York), Brasil, España y México.

Para plantear su propuesta emplea esta metáfora para nombrar dos modos de enfrentar la violencia que viven los jóvenes ante un panorama social sin salidas: el endriago y el Perseo. Endriagos son los sujetos masculinos que emergen en el contexto posfordista en que se combina la carencia con el exceso, ante esta situación de precariedad logran ser agentes, ejercer el poder a partir de prácticas ultraviolentas e incorporándose al circuito de paralegalidad, se integran a las filas del narco, los paramilitares y la delincuencia organizada o común. De manera opuesta al endriago se presenta la categoría del Perseo, que encarna la transformación contemporánea de las subjetividades políticas que emergen en el siglo XXI, y son actores de pequeñas prácticas, con sentimientos y pulsiones, que alimentan la experiencia cotidiana en el devenir del sujeto social; son habitantes planetarios con vocación local, que se resisten al formateo que le propone esa gestión empresarial de la vida; son actores de prácticas de insurrección y resistencia que irrumpen en distintas partes configurando un paisaje insurrecto (Reguillo Cruz, 2017, págs. 43-45).

De esta manera, los Perseos son los jóvenes que, desde sus condiciones de insatisfacción e injusticia, deciden asumir un papel determinante en la acción social organizada para manifestar su descontento y esperanza, para buscar un cambio y una transformación en el orden social establecido y en las instituciones o actores sociales que ejercen el poder y dominio.

Los Perseos actúan a partir de un sentimiento de malestar y crean un paisaje insurrecto. Los paisajes insurrectos surgen donde las personas experimentan una pérdida de potencia y son capaces de nombrar de dónde proviene este efecto triste, y coinciden con otras y otros en esta experiencia; los paisajes insurrectos se gestan durante mucho tiempo por la acumulación de afectos tristes, frente a la experiencia de injusticia, desigualdad y precarización. La insurrección nace del reconocimiento de lo intolerable, irrumpen donde ha sido posible nombrar en colectivo las fuerzas que minan los afectos que nos hacen personas (Reguillo Cruz, 2017, págs. 55-58).

Así, los jóvenes que construyen paisajes insurrectos siguen estrategias comunicativas en red para visibilizarse, manifestarse y exigir la solución o respuesta; entre estos elementos se encuentran el uso de hashtag, el micrófono humano, la memética y el uso de streaming, y cada uno permite establecer estrategias comunicativas que inciden en la lucha.

El hashtag funciona como un articulador de subjetividades políticas, agrupa y visibiliza los imaginarios y deseos, apoya los movimientos red como comunidades lingüísticas y tecnopolíticas; el llamado “micrófono humano” es una estrategia interpersonal y grupal que permitió suplir los apoyos tecnológicos en situaciones de ausencia de luz o dispositivos de ampliación de la voz, y es una interacción entre quien habla y quien escucha para conformar una comunidad política; la memética funcionó como un contrapoder de autorrepresentación, una acción conectiva para la disputa de sentido e imaginarios con los grupos hegemónicos o regímenes políticos con los que se confrontan los movimientos, ya que el meme interrumpe, desordena y trastoca el mapa de poderes. Por último, el streaming se convierte en la posibilidad de autorrepresentarse, de visibilizar lo que no se quiere viabilizar, otorga el poder de la representación, ha permitido interrumpir y desnudar al poder como se demuestra a lo largo del libro.

Los movimientos que se mencionan generan una producción de presencia, entendida como el conjunto de procesos, dispositivos y estrategias simbólicas, desplegadas por el movimiento en el espacio público, a través de los que se producen contenidos, discusión, presencia que “obliga” a los medios de comunicación convencionales a modificar la agenda pública y construye caminos alternos para propiciar la acción conectiva. Por último, destaco un elemento central en la propuesta de Reguillo: retomar el papel de los afectos como vínculo de la acción social y de la insurrección. 

Paisajes insurrectos. Jóvenes, redes y revueltas en el otoño civilizatorio es un libro indispensable para pensar y analizar los movimientos sociales, culturales y políticos que se han reconfigurado y reinventado a partir de las transformaciones económicas, el aumento de injusticia, la desigualdad y desesperanza, y el papel de las tecnologías; para reflexionar acerca de los jóvenes y sus formas de enfrentar un contexto hostil y violento en que les tocó vivir, pero sobre todo porque plantea que después del enojo, de la molestia, de la inconformidad, deviene la esperanza.

PAISAJES INSURRECTOS

REGUILLO CRUZ, ROSSANA
Editorial:ITESO
Año de edición:2017
Materia Antropología y sociología 
ISBN:978-607-8528-62-2
Imagen recuperada de: https://publicaciones.iteso.mx/libro/paisajes-insurrectos_1204

REFERENCIAS

Reguillo Cruz, R. (2017). Paisajes insurrectos: Jóvenes, redes y revueltas en el otoño civilizatorio. Madrid: NED Ediciones/Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Occidente.

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