50 años de la enseñanza de la Comunicación en el CCH

El propósito del presente texto es exponer la forma en que se ha enseñado comunicación en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH). Se toman como referencia los programas de estudio de la asignatura en sus cuatro momentos: Ciencias de la Comunicación (1971), Taller de Comunicación (1997), y sus respectivas actualizaciones en 2003 y 2016.

Fernando Martínez Vázquez

La comunicación es el “hecho social total” por excelencia
como esfuerzo integrador y como experiencia concreta,
o mejor aún, como espacio totalizador de lo social.

Jesús Martín-Barbero, La palabra y la acción.

Introducción

La comunicación es un campo de conocimiento fundamental para la comprensión de la vida social. Su objeto de estudio son los procesos de construcción de sentido que se realizan a través del lenguaje, por lo tanto, desde una perspectiva fenomenológica, estudia la forma en que se construye la realidad y se establecen los procesos de socialización y sociabilidad. Su aprendizaje es indispensable en todos los niveles educativos y, principalmente, en el bachillerato.

La comunicación se compone de un conjunto de saberes interdisciplinarios en permanente actualización en concordancia con los cambios sociales y tecnológicos de nuestra época. Los fundadores de la disciplina provienen de Europa y Estados Unidos, de áreas como la ingeniería, sociología y psicología social, aunque sus orígenes pueden datarse en la filosofía griega. En América Latina, su enseñanza se institucionaliza en la década de 1970 y desde entonces se enriquece con las distintas corrientes de pensamiento, cambios tecnológicos, políticos y sociales.[1]

La comunicación, como campo de conocimiento, se ha adaptado al crecimiento de las necesidades publicitarias, a la transformación de las audiencias de radio, televisión y cine, y a la introducción del marketing político. Su desarrollo también es producto de la búsqueda de respuestas a fenómenos sociales, movimientos juveniles y a la diversidad de expresiones culturales.

Debido a su importancia, la comunicación ha ganado presencia en los planes de estudio de distintas instituciones, en diferentes niveles educativos y en diversos campos profesionales. A continuación, se presenta un breve recorrido de la enseñanza de la comunicación en los primeros 50 años del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) a través de una revisión de los programas de estudio de las asignaturas de Ciencias de la Comunicación I y II, y Taller de Comunicación I y II.

Ciencias de la Comunicación I y II

Los programas de estudio de una institución corresponden a sus etapas de desarrollo, dinámicas y formas de organización. La asignatura se ubica en el Área de Talleres de Lenguaje y Comunicación, es optativa para los alumnos de quinto y sexto semestre, aporta elementos conceptuales, procedimentales y actitudinales para comprender los procesos simbólicos mediados por el lenguaje.

La comunicación se consideró desde el Plan de estudios del CCH en 1971. En su primer momento se denominó Ciencias de la Comunicación,[2] respondiendo a las perspectivas disciplinares de la época. En el documento Descripción de los Programas de la Unidad Académica del Bachillerato (CCH, 1971) se describen los contenidos de las asignaturas de Ciencias de la Comunicación I y II:

Principios de semiología. Mensaje, Emisor, Signo, Medio y Receptor. Importancia de los signos y el medio empleado en los procesos de comunicación. Problemas aplicativos. Los medios masivos de comunicación. Problemas de recepción e interpretación. Aplicaciones concretas: periodismo, radio, cine y televisión.

Lo anterior fue un punto de partida del que surgieron propuestas de acuerdo con la perspectiva de cada profesor y que se consolidaron colectivamente en la producción de materiales.

En este primer periodo predomina el enfoque funcionalista[3] y el crítico, [4] producto de la influencia de las corrientes norteamericanas y la escuela de Frankfurt, contrastantes entre sí, pero útiles para la enseñanza. De acuerdo con el doctor Manuel de Jesús Corral Corral (comunicación personal, 16 de junio de 2020), los temas que se revisaban en las asignaturas eran:

Como se pude apreciar, en esta primera versión del programa se marca un eje que se replica en los siguientes: resaltar la importancia de la comunicación en la vida cotidiana, el lenguaje, los signos, los procesos de comunicación grupal y una perspectiva crítica de los medios de comunicación masiva. De esta primera época surge la necesidad de realizar trabajo colegiado, producir materiales y el intercambio de puntos de vista. Un grupo de profesores se constituyó en el plantel Sur, formado por Jesús Serna Moreno, Joaquín Núñez García, Margarita Guerra y Manuel de Jesús Corral Corral. Como parte de los esfuerzos por acordar contenidos comunes se realizaron encuentros académicos en 1976, 1988 y 1992,[5] lo cual se concretó con la formación del Seminario Permanente de Profesores de Comunicación (Sempercom), que integró las inquietudes y propuestas de los docentes de comunicación del CCH durante muchos años, y logró ser un espacio de diálogo y encuentro de la diversidad de visiones.

En ese periodo se organizaban Semanas de la Comunicación en los cinco planteles en que los alumnos presentaban sus trabajos. También se realizaba un Foro de Comunicación en una sede con la participación de estudiantes de los cinco planteles. Esta etapa contó con una amplia participación de la comunidad estudiantil y docente de comunicación del CCH.

 

2003: Taller de comunicación

Las transformaciones en el Plan de estudios del cch en 1996 impactaron en la concepción y la forma en que se impartió la materia. Podríamos señalar tres cambios como los más significativos. Primero, la reducción de turnos incrementó la carga horaria de la asignatura, pasando de 32 a 64 horas al semestre, lo que le dio más peso al trabajo en el salón de clase que a las actividades autónomas de investigación en la biblioteca.

En segundo lugar, el incremento de horas mejoró las condiciones de enseñanza de los profesores, porque se redujo la cantidad de grupos a atender facilitando la impartición de clases y la evaluación. Con el Plan de estudios original, un profesor debía estar a cargo de 14 grupos para cubrir una carga horaria completa, lo que equivale a impartir clase a 500 alumnos por semestre, aproximadamente. Tercero, oficialmente se incorpora el concepto de Taller al nombre de la asignatura: que pasó de ser Ciencias de la Comunicación a Taller de Comunicación. Dicho cambio explicitó la modalidad didáctica, aunque ya se impartía bajo este formato desde su origen.

Destacan varios cambios en relación con la temática:

En este programa se otorgó un papel central a los movimientos sociales, a la comunicación interpersonal y grupal, y al alumno como creador; por otro lado, pierde presencia la visión crítica hacia los medios de comunicación masiva, aunque fue un punto de referencia para el trabajo colegiado de la comunidad de profesores de comunicación. Se produjeron paquetes didácticos, guías de estudio, guías para el profesor y libros para apoyar su impartición.

En esta etapa se incorporaron nuevos profesores a impartir la asignatura, enriqueciendo las posibilidades de enseñanza, pero enfrentado una situación laboral compleja, ya que no pudieron destinar toda su carga horaria a la enseñanza exclusiva de la comunicación, lo que impactó en las formas de trabajo colegiado. 

 

2016: segunda actualización

El más reciente ajuste se inició en el año 2013 y entró en vigor en 2016. La realizó una Comisión elegida democráticamente. En este programa destacan los siguientes aspectos.

Como se aprecia, se agregan los conceptos de vida cotidiana, intersubjetividad y otredad, porque se consideró importarte ofrecerle al alumno elementos para comprender la realidad actual, en que predominan las rupturas de lazos sociales y el desacuerdo. También se incorporaron los temas de redes sociodigitales y sociedad red relacionados con la realidad mediática.

En este periodo, la participación de la comunidad docente ha sido menor, el SEMPERCOM se transformó en el Claustro de profesores de comunicación, una nueva organización que no ha logrado integrar a los docentes. Una de las razones es que un segmento importante de los profesores egresados de la carrera de comunicación y periodismo, han encontrado mayores posibilidades de desarrollo y estabilidad laboral impartiendo las asignaturas de Taller de Lectura, Redacción e Iniciación a la Investigación Documental I a IV. Por otro lado, se ha perdido liderazgo en los planteles, producto de la jubilación de profesores guía y la fragmentación de la comunidad docente.

Reflexión final

Enseñar comunicación en el bachillerato es fundamental. A nuestros alumnos les ha tocado vivir en un mundo donde son más visibles las rupturas del tejido social, en que predominan los desacuerdos, la intolerancia y la discriminación. La asignatura aporta conocimientos, actitudes y habilidades para comprender el mundo a través del lenguaje.

Es importante enseñar a consumir críticamente los mensajes de los medios de comunicación masiva y de las redes sociodigitales; enseñar a identificar que todo mensaje tiene una intención, una sintaxis, una narrativa, y fomentar que asuman una actitud crítica ante ello, a que exploren posibilidades de usar las redes sociodigitales de manera creativa, responsable y ética, sin reproducir discursos de odio o violencia.

En la educación media superior se debe resignificar y valorar a la comunicación en el perfil de egreso del CCH. Aprender a comunicar es básico en el desempeño de cualquier profesional y de todo ser humano, porque les permite comprender a los otros, construir acuerdos y transcender a través del lenguaje.

El trabajo ha sido intenso durante estos cincuenta años, con acuerdos y desacuerdos que han enriquecido los procesos de construcción de la comunidad docente y de los programas de estudio de Taller de Comunicación. Es importante edificar espacios de diálogo y propuestas que permitan integrar a quienes imparten la asignatura. Respondiendo lo anterior, recientemente inició el Diplomado en Comunicación humana y social, y ya se presentó el primer número de la revista Mediaciones, que son una alternativa. Urge la reintegración de la comunidad académica a partir del reconocimiento de los otros, la construcción de lazos y la producción de materiales para la enseñanza. Los más beneficiados siempre serán los alumnos.

Hay que regresar a las bases de la comunicación desde sus orígenes: escuchar, comprender, dialogar, mediar, construir juntos; es decir, enseñar comunicación comunicando.

PIe DE PÁGINA

[1] En la década de 1970, América Latina estuvo gobernada por diversos regímenes autoritarios, como las dictaduras militares de Argentina y Chile; en México dominó un régimen autoritario que se reflejó en la llamada Guerra sucia. La situación de opresión encontró en los enfoques críticos de la comunicación una forma de explicar la realidad en la que se vivía.

[2] Una de las discusiones centrales en el campo de la comunicación es la necesidad de otorgarle el estatus de ciencia. Existen varias corrientes que buscan una legitimación a través de la construcción de una epistemología que permita definir claramente su objeto de estudio y campo de conocimiento. Contrariamente, existen otras posturas a las que les interesa más la construcción de conocimiento que una legitimación científica. El nombre de la asignatura surge en este contexto y trata de otorgarle su carácter como ciencia.

[3] El funcionalismo es una perspectiva que deriva de la sociología, se compone de diversas teorías que abordan el papel de los medios de comunicación y sus funciones en la sociedad, sus objetos de estudio son la propaganda política, las audiencias, el contenido de los medios y la opinión pública, entre otros.

[4] Este enfoque se deriva de las perspectivas de la Escuela Crítica, desarrollada en Europa, y posteriormente en Estados Unidos, con su origen en la Escuela de Frankfurt, sus planteamientos generales conciben a los medios de comunicación como parte de la economía política y abordan su papel en la reproducción del orden social, de la ideología dominante, la manipulación y el control social.

[5] Los profesores que fundaron el Sempercom fueron, del plantel Azcapotzalco: Salvador Castillo Padilla, Esther Partida Omaña y Enrique Ruiz Vega; Naucalpan: Federico Antonio García Herrera, Rafael de Jesús Hernández Rodríguez, Rodolfo Sánchez Rovirosa e Isabel Varela Ham; Vallejo: María Elena Arias Aguilar, Flora Huerta Gómez y Julio Vidal Blanco; Oriente: Salvador Cerrillos Sánchez, Helidoro Jiménez Méndez y María Angélica Vargas López, y Sur: Alfonso Cerón Ferrer, Margarita Guerra Álvarez, José de la Mora Medina y Rosa María Zuaste Lugo (Hernández, 2019).

REFERENCIAS

CCH. (1997). Programas de Estudio de Ciencias de la Comunicación I y II. México. CCH-UNAM.

CCH. (2003). Programas de Estudio de Taller de Comunicación I y II. México. CCH-UNAM.

CCH. (2017). Programas de Estudio de Taller de Comunicación I y II. México. CCH-UNAM.

Consejo Universitario. (1971). Descripción de los Programas de la Unidad Académica del Bachillerato. México: CCH-UNAM.

Fernández, F. y Rizo, M. (2009). Nosotros y los otros: La comunicación humana como fundamento de la vida social. México: Editoras los Miércoles.

Hernández, R. (2019). Informe del IV Encuentro de profesores de Ciencias de la comunicación. Antecedente del Taller de Comunicación. México (documento personal).

Serna, M. J. (1987). El qué y cómo de la enseñanza de la comunicación en el CCH. México: FCPyS-UNAM (tesis de licenciatura en Periodismo y Comunicación Colectiva).

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