Lucha en los transmedia: del canon al fanon

Miguel Ángel Landeros Bobadilla

Durante el estreno de la película Terminator: Dark Fate, en 2019, el productor James Cameron afirmó que, pese a ser la sexta cinta de la saga, cronológicamente sería la tercera y se integraba al canon, eliminando de éste a los demás filmes, así como a la serie de televisión The Sarah Connor chronicles. Ante el fracaso de Dark Fate, los aficionados rechazaron su inclusión en el canon y exigieron que, en cambio, se incluyeran los cómics The terminator: 2029-1984 y The burning earth, así como el videojuego Resistence, por considerarlos más canónicos.

Esta anécdota ilustra un fenómeno presente en la construcción de las historias transmedia: la pugna entre quienes desean mantener un canon, y la presión de grupos o comunidades de aficionados (denominados fandom), para tener mayor injerencia en su conformación y modificación, hechos cada vez más imbricados y que están transformando las narrativas transmediáticas.

Lo transmedia se origina por la posibilidad de desarrollar y presentar una diversidad de relatos en varios medios, lo que genera, de acuerdo con Scolari, Canet y Prosper (citados en Tapia, 2019), narraciones en mundos transversales, con abstractos sistemas de contenido que permiten ampliar y actualizar las tramas, y pueden abarcar cualquier recurso mediático para crear transmedia storytelling (Tapia, 2019, pág. 39). De esta manera, a partir de una fuente original, se crean historias en constante crecimiento y se transforman en grandes universos narrativos que convergen en otros medios, como libros, series de televisión, videojuegos, cortos en plataformas como YouTube, entre otras. Y todo surge de una historia que fascinó a un grupo de fans.

Macrohistoria y canon

La narrativa es un proceso donde se elabora un discurso imaginario contado por un narrador y que se construye mediante una sucesión de acontecimientos en un determinado tiempo-espacio (Tapia, 2019, pág. 15). Con este punto de arranque pueden crearse múltiples relatos que pasan de un medio a otro, pero es indispensable que mantengan cierta unidad para ser aceptados por los fanáticos.

Lo que permite mantener dicha congruencia es la macrohistoria, que se entiende como la narración principal que, a raíz de una fuente original, se expande de manera multimodal (cine, historietas, videojuegos, etcétera) con una diversidad de sucesos, tramas, personajes y escenarios espaciotemporales. Tal diversidad debe apegarse a esa macrohistoria para mantener la continuidad y lógica del relato en las distintas plataformas y, al mismo tiempo, presentar múltiples narrativas para seguir desarrollando la trama en diferentes medios.

A partir de la macrohistoria se crean variaciones y ampliaciones del núcleo narrativo primario. Según Carlos Scolari (2013), esto se logra por medio de las estrategias de expansión narrativa, como las socorridas secuelas y precuelas, pero también con spin-off (historias independientes de algún personaje o suceso); universos expandidos (inclusión de nuevos personajes o acontecimientos); mundos alternos (la macrohistoria ubicada en otro contexto espaciotemporal); crossover (encuentro de dos o más mundos narrativos distintos en una historia), y finales alternativos (modificar el desenlace original o, incluso, proseguir la historia después de su conclusión formal) (Scolari, 2013, pág. 168).

Estos cambios deben evitar romper con la verosimilitud de la narración, respetando el canon, que se entiende como “el universo narrativo oficial compuesto por todas sus extensiones transmediáticas” (Scolari, 2013, pág. 340); es decir, se apega y sigue las reglas de la macrohistoria reconocida como original, y a la que todos sus derivados narrativos deben subordinarse.

Para cumplir con dicho propósito, el canon tiene las siguientes funciones:

    • Permite que se mantenga la fidelidad a la macrohistoria en los relatos transmedia y asegura la coherencia ficcional.
    • Es reconocido como el contenido oficial por contar con la aprobación de los creadores de la macrohistoria primaria.
    • Contiene los lineamientos que regulan las acciones, cronologías, biografías de los personajes, los parentescos e, incluso, las formas de hablar o indumentarias de quienes aparecen en la historia, así como de todos los demás elementos narrativos.
    • Según Scolari (2013, pág. 106), garantiza que se observe cierta estética identificable para que las historias tengan determinado diseño y estilo reconocible por los fanáticos; por ejemplo, el vestuario o la arquitectura.
    • Complementa y articula los diversos relatos transmedia.

De este modo, el canon evita que la macrohistoria se pierda o desvíe en exceso y:

Si bien se puede acceder a este mundo narrativo por cualquiera de las extensiones narrativas que forman parte de él, siempre hay una alusión al origen de esa narrativa como un medio de mantener la coherencia y evitar la dispersión (Albarello y Mihal, 2018).

Al evitar que se presenten rupturas en la macrohistoria, el canon mantiene el marco paradigmático que engloba a todas las narraciones transmedia. Así, lo canónico es aquello reconocido de manera oficial y que se adecua a la lógica interna del universo de ficción, mientras que, por el contrario, lo no canónico es lo que contradice la macrohistoria, ya sea por incongruencias narrativas o desfases temporales-espaciales, o sólo por no contar con la aprobación de los autores (https://es.wikipedia.org/wiki/Canon_(ficci%C3%B3n). Por ello, las parodias están fuera del canon por definición.

Sin embargo, si el canon es el mecanismo que asegura la lógica de la macrohistoria, también supone una visión rígida de las transmedia. Ya se dijo que la macrohistoria debe ser capaz de adaptarse a distintos medios, pero al mismo tiempo tiene que brindar nuevas posibilidades de interacción y colaboración por parte de los aficionados, ya que en ello reside en buena medida su aceptación y éxito. Esto implica la existencia de una mayor aceptación de las colaboraciones del fandom, aunque es pertinente preguntarse hasta qué punto es válido tolerar la intromisión de los aficionados.

 

El fandom y el fanon

La primera labor del fandom es vigilar que se conserve la pureza del canon; es decir, que se respeten las reglas de la macrohistoria. Para ello examina los productos transmedia y denuncia los errores de continuidad y huecos argumentales; señala las contradicciones existentes; detecta omisiones en los relatos y remarca todo lo que atente contra la unidad del universo narrativo. Sobre todo, el fandom quiere apropiarse de la macrohistoria, anhela enriquecerla y, de ser posible, modificarla a su gusto. Al ser prosumidores, aparte de analizar y revisar a profundidad los productos mediáticos que les apasionan, también llevan a cabo actividades que van, desde elaborar hipótesis sobre lo narrado hasta volverse productores de contenido aprovechando los avances tecnológicos para crear Wattpad, blogs, openings y trailers propios, finales alternativos, falsos documentales (mockumentaries) o parodias.

La máxima aspiración sería, entonces, influir en la construcción de lo canónico, ya sea presentando sus propias creaciones (con una enorme diversidad de estilos y diferencia de acceso a recursos financieros y tecnológicos), o presionando a los detentores del canon oficial; por ejemplo, criticando los productos mediáticos, como en el caso del Dark Fate. Lo anterior provoca una situación ambivalente. Por un lado, el fandom pretende que se respete escrupulosamente la macrohistoria que le agrada, pero a la vez, desea cambiar el canon, ya sea rechazando los productos que le molestan, sugiriendo líneas de acción que les gustaría que se presentaran o, en el caso más radical, aportar por medio de la inclusión y del reconocimiento de productos propios, aunque ello pueda generar una ruptura del canon.

De esto se deriva un conflicto mediático, ya que si los productores aceptan la injerencia del fandom en la construcción canónica, pueden perder el control de la macrohistoria y, por otra parte, les interesa que éste siga participando activamente, porque ello genera una mayor vinculación emocional −y ganancias monetarias− con la narración transmedia. Para sortear esta presión de los fanáticos, los productores han realizado algunas acciones. La más obvia es rechazar cualquier intervención del fandom dentro del canon; no obstante, dicha táctica genera antipatía hacia el producto, desmotiva a los aficionados a ser más participativos, se pierde la oportunidad de enriquecer la historia con nuevas ideas y, en el extremo, se puede perder el fervor del fanático.

Otra alternativa ha sido el fan service; es decir, incluir escenas, pasajes o situaciones que producen reacciones emocionales y afectivas en el fandom, pero que no tienen mayor relevancia dentro de la macrohistoria. Como afirma Yamil Jacobo (2018): “es contenido de acuerdo con el gusto de los fans, cumpliendo con sus deseos y reclamaciones con el fin de mantenerlos satisfechos con el producto”.

Dentro del fan service podemos encontrar referencias para los conocedores y expertos de la macrohistoria; escenas con homenajes a personajes o sucesos célebres; cameos con breves apariciones de personajes significativos, y la presentación de objetos o aparatos que los fanáticos reconocen y valoran, como armas o vehículos (https://es.wikipedia.org/wiki/Fanservice). Todo ello, como se dijo, sin afectar a la macrohistoria.

Por otro lado, el fandom aspira a influir en el canon y, como ya se comentó, lo más común es que lo intente con sus críticas por medios virtuales, como Twitter, pero también a través de sus fanfiction, productos creados por él mismo. En otro nivel de intervención, se puede crear un fanon, un canon de los fanáticos que es la ficción no oficial conformada por historias alternativas desarrolladas por el fandom en diversos medios (sobre todo virtuales) tomando como base la macrohistoria. En general, dichos relatos respetan el canon, pero pretenden complementarlo y enriquecerlo, ya sea mostrando nuevos aspectos de la macrohistoria, modificando sus elementos o ampliándola usando alguna de las estrategias de expansión narrativa ya comentadas.

Los fanon pueden estar muy bien elaborados, al grado que “pueden ser aceptados como canónicos por un gran número de fans, pero que no son necesariamente ciertos dentro de la estructura narrativa y, por ello, no reemplazan un hecho canónico establecido ni llenan un hueco dentro de la trama” (https://starwars.fandom.com/es/wiki/Fanon); es decir, no se les rechaza en su totalidad, pero pueden llegar a considerarse como hechos no canónicos.

Para ser aceptado, el fanon debe apegarse al canon, pero sin caer en contradicciones, y debe procurar moverse en el ambiguo terreno de “no es oficial, pero bien pudo haber sucedido dentro de la macrohistoria por ser plausible”. Es importante recalcar que, aunque el fandom aplauda la contribución, difícilmente se volverá oficial; sin embargo, la influencia de los éstos crece, por lo que, sutilmente, puede llegar a provocar cambios en la trama oficial, así como lograr que se reajusten personajes o se creen nuevas historias para llenar lagunas argumentales y así, de manera indirecta, esas propuestas de los fanáticos por medio del fanon lleguen a ser canónicas.

En conclusión, el canon narrativo en los transmedia storytelling, es un campo de batalla entre la posición oficial de quienes detentan los derechos de la macrohistoria, y un fandom que encuentra en la tecnología las herramientas para expresarse. Si bien se puede dudar de que productos como Dark Fate deje de ser canónica, se elimine o se rehaga para complacer a los fans, es evidente que existen presiones −y mucha creatividad− por parte de los fanáticos, para que las macrohistorias se vuelvan más flexibles y el canon más abierto a las contribuciones de los fanáticos, por lo que el fanon puede llegar a provocar una revolución dentro de la revolución que son las narrativas transmedia.

REFERENCIAS

Albarello, A. y Mihall, I. (2018). “Del canon al fandom escolar: #Orson80 como narrativa trasnmedia educativa”. Comunicación y sociedad. En: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0188-252X2018000300223&lng=es&nrm=iso (recuperado el 6 de agosto de 2020).

Jacobo, Y. (28 abril 2018). Fan service y cómo se usa con Marvel. En: http://cineastas.mx/fan-service-se-usa-marvel/ (recuperado el 8 de agosto de 2020).

Scolari, C. (2013). Narrativas transmedia. Cuando todos los medios cuentan. En: dialnet.uniroja.es (recuperado el 2 de agosto de 2020).

Star wars. Fanon. En: https://starwars.fandom.com/es/wiki/Fanon (recuperado el 8 de agosto de 2020).

Tapia, E. (2019). Estudio de la narrativa transmedia y la cultura participativa de los fans en la serie animada de adult swin, Rick y Morty. México: UNAM (tesis de licenciatura).

Wikipedia. (2020). Canon ficción. En https://es.wikipedia.org/wiki/Canon_(ficci%C3%B3n) (recuperado el 1 de agosto de 2020).

— (2020). Fan service. En: https://es.wikipedia.org/wiki/Fanservice (recuperado el 5 de agosto de 2020).

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