El papel de las lenguas extranjeras en la comunicación actualad en el aula

Claudia Gil de la Piedra

Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey CCM

Desde la década de 1990, y quizá desde antes, muchos niños llegamos a soñar con un espejo mágico como el de la película La Bella y la Bestia (1992), que nos mostrase a las personas que amamos en el momento en que las extrañamos o cuando sentimos ganas de verlas. Ahora, menos de 30 años después, tenemos las redes sociales. A través de Facebook, Twitter, Instagram, etcétera, es posible ver a quienes extrañamos, hablar con ellos, escribirles e, incluso, hacer que ellos nos vean. Las videollamadas, la mensajería instantánea y las fotos compartidas han creado una sólida infraestructura que tiende a facilitar la conexión; sin embargo, esto no quiere decir que el simple hecho de usarlas implique establecer comunicación.

El contexto de hiperconexión en que vivimos y la globalización forzosa, nos han obligado a adaptarnos a habitar un ciberespacio. Como afirma Z. Bauman, el ciberespacio es donde, ahora, los seres humanos se desenvuelven y éste representa un espacio infinito que ha borrado fronteras espaciotemporales: “vivimos en un círculo extraño cuyo centro está en todas partes y su circunferencia en ninguna” (Bauman, 2008, pág. 104). Para entrar a este nuevo universo, se requiere adaptarse a él, y conocer sus códigos y símbolos. Podría pensarse que esta necesidad sólo es representativa de los jóvenes, bajo el argumento de que son las nuevas generaciones quienes han nacido con la “facilidad” de usar las computadoras, las redes sociales y las aplicaciones digitales; no obstante, es necesario recordar que el ciberespacio es el marco donde se realizan los procesos económicos, educativos y de salud y, por lo tanto, nos concierne a todos. Por esta razón, es imperativo aprender a comunicar, con todo lo que eso implica, así como aprender a adaptarnos a los nuevos códigos de intercambio.

Dentro del ciberespacio, diariamente se llevan a cabo innumerables procesos, como diseño de nuevas aplicaciones, diseño de publicidad, creación de planes educativos e investigación académica, entre otros. Debido a la globalización y a la ruptura de fronteras físicas gracias a la Internet, el intercambio de ideas para dichos procesos es cada vez mayor e implica a personas de muy diversas nacionalidades, lenguas y creencias. Por este motivo, la definición de comunicación se vuelve esencial en el ámbito de la educación, ya que es preciso redefinir lo que entendemos con esa palabra.

La comunicación no resulta del simple hecho de establecer contacto, o de tomar prestado un post y volver a publicarlo. Es cierto que la difusión forma parte de lo que entendemos por comunicación, pero ante el aumento desmedido de fuentes de información, es necesario entender y analizar lo que llega a nosotros y la forma en que esto se trasmite. El exceso de información o infobesidad no permite la comunicación efectiva, porque el mensaje se pierde entre otros textos o es difícil identificar si la fuente de información es confiable o si la misma información es correcta. Existen, además, otros riesgos para la incomunicación; por ejemplo, los filtros por los que pasa un mensaje para llegar a múltiples destinatarios. Si un mensaje se emite y difunde, éste podrá modificarse a lo largo de su recorrido por la red, creando así cadenas de nuevos mensajes que han sido reinterpretados en función de la cultura y el modo de pensar de los receptores. El mensaje puede traducirse de una lengua a otra, usar una misma imagen o la misma palabra para nombrar dos conceptos completamente distintos.

Con base en lo anterior, existe una creciente necesidad de concebir nuevas perspectivas al momento de recibir la información exterior, ya que es preciso observar no sólo el punto de vista de quien recibe el mensaje, sino también del enunciante, así como su código de costumbres y comportamientos. Al interactuar con múltiples fuentes de información, la persona debe comprometerse a crear múltiples visiones del mundo que le permitan una apertura ante las diferencias. La comunicación no puede, ni debe, representar una imposición cultural ni ideológica. La mayoría de las veces, esto sucede de manera inconsciente, porque un mensaje puede transformarse por completo al interpretar mal un símbolo o una palabra al ser traducida de una lengua a otra.

Sin duda una herramienta fundamental para el desarrollo de estos procesos es el aprendizaje de las lenguas extranjeras. Cabe mencionar que si bien aprender otro idioma es esencial para una educación integral en una época de grandes cambios sociales como la nuestra, esto no podrá llevarse a cabo si de antemano no se define la importancia que este conocimiento aporta a quienes aprenden. Las lenguas extranjeras en México no han tenido mucha visibilidad; su aprendizaje es muy costoso en instituciones privadas como The British Council o la Alianza francesa.

Aunque el inglés se estudia en la escuela pública desde la primaria, un adulto promedio en México no llega a un nivel B2 en inglés, de acuerdo con el MCRL. En una nota de El financiero (2021), se alude a un estudio realizado en México, Chile y Perú, encuestando a varias personas cuyo nivel de inglés oscilaba entre el básico y el intermedio. El resultado final fue que sólo 5% de la población mexicana puede entablar una conversación fluida. Este estudio se replica en el English Proficiency Index for selected countries in Latin America en 2020, en el que México se ubica en la posición 18, muy por debajo del promedio regional. Me apoyo en este ejemplo, ya que el inglés es la lengua extranjera más estudiada en México, por lo tanto, cualquier otro estudio sobre aprendizaje de una segunda lengua quedaría por debajo de esta estadística.

Existen muchos motivos para estudiar una lengua; sin embargo, es necesario decir que, en el contexto actual del ciberespacio, de las redes sociales y la globalización, la comunicación y el diálogo son fundamentales para el replanteamiento social. Si bien la lengua materna nos permite comunicarnos con quienes están cerca, una segunda lengua no sólo permite sobrepasar las distancias físicas hacia otros contextos, sino que amplía la visión cultural de quienes la aprenden. De esta manera, es posible acceder a la cultura sin intermediarios y, en el mejor de los casos, el aprendizaje de una segunda lengua implica también un cuestionamiento de la propia identidad, porque es un encuentro con lo diferente. 

La confrontación es un proceso complicado, en especial si se trata de algo que permanece desconocido o es incomprensible, como en este caso, una cultura distinta. Alberto Melucci (1966, pág. 129) afirmó que “el encuentro con la alteridad nos somete a una prueba, de ella nace la tentación de reducir la diferencia por medio de la fuerza, pero también puede generar el desafío de la comunicación como emprendimiento siempre renovado”. Esta disyuntiva entre la violencia y el diálogo refuerza el argumento de la necesidad de una visión intercultural desde dentro, que no se quede en un contacto superficial sino que permita conocer efectivamente las diferencias a las que se enfrenta un estudiante. Es necesario reorientar la perspectiva: en un principio, ¿por qué llamamos lengua extranjera a una segunda lengua? Es cierto que es una lengua que proviene de un país extraño; sin embargo, si un estudiante se convierte en hablante de dicha lengua, ¿será él entonces el extranjero, quien observa desde fuera las costumbres y expresiones de una comunidad desconocida?

El aprendizaje de las lenguas meta, hago hincapié en el inglés en México, adquiere importancia cuando quien las aprende se ve obligado a servirse de ellas; por ejemplo, muchas personas que desean aprender inglés tienen la meta de ir a Estados Unidos, ya sea de vacaciones, de intercambio o intentar migrar en busca de mejores oportunidades, y esto puede repetirse con otras lenguas, como el francés o el alemán; otro motivo para aprender es el gusto por la cultura de algún país donde se habla la lengua meta. Pero estos motivos muchas veces no son suficientes para concluir el estudio de la lengua, además de que existen otros factores (trabajo, cuidado de la casa, etcétera) que impiden el éxito del aprendizaje.

Estamos al tanto de lo importante que es la comunicación en la actualidad, por ello debemos favorecer una comunicación real que apunte hacia el entendimiento del otro y de sus costumbres. Si las lenguas extranjeras constituyen una herramienta poderosa para agilizar este intercambio, es preciso dejar claros los objetivos fundamentales de este aprendizaje para motivar la práctica dentro de nuestro país, sin buscar la necesidad de estar fuera de las fronteras para servirse de ellas. Esto no quiere decir que los intercambios académicos, los viajes, no sean importantes, pero hay que resaltar la gran importancia del papel que las lenguas extranjeras desempeñan en los procesos de transformación global para desenvolverse en diversos ámbitos, desde el ciberespacio hasta el plano físico.

Una segunda lengua no debe considerarse como un accesorio de viaje, sino un elemento esencial de la educación de cualquier ciudadano, sin importar su género, edad o creencia, ya que ésta permitirá a sus hablantes desarrollar nuevas perspectivas interculturales para un verdadero intercambio; es decir, una interperspectiva. Esto implica una perspectiva bilateral que contemple el contexto de quien enuncia el mensaje y de quien lo recibe y, de esta manera, llegar a un enriquecimiento y aprendizaje mutuos.

Es importante señalar que el contacto y la conexión, incluso si se trata de hiperconexión, no implican necesariamente el intercambio o la comunicación, porque muchas veces, el contacto se queda sólo en la superficie y se limita a un intercambio unilateral en el que nada más se adquieren o copian elementos ajenos. Por esta razón es preciso replantear la idea de comunicación como una asimilación crítica de “los otros” con el propósito de retroalimentar nuestra propia definición de cultura y fomentar valores, como la solidaridad y la empatía. Para poder desarrollar la comunicación y el intercambio, es necesario comprender, reflexionar y aportar a otros; es necesario comprender esa otredad para poder dialogar con ella. Aprender otra lengua es aprender a ver el mundo con otros ojos, desde dos perspectivas distintas y, de esta manera, el resultado será un intercambio entre ambas partes.

Un claro ejemplo de esto es la investigación académica, que en diferentes ámbitos permite la eficiencia de la educación superior y la aportación y producción de nuevos conocimientos. Para formar parte de los debates académicos a escala global, es imprescindible no sólo hablar una lengua distinta que permita conocer la actualidad en otros territorios, sino la comprensión del contexto social y cultural en que se llevan a cabo. Por un lado, la apertura cultural permite la escucha activa de las opiniones de otros y, por el otro, una segunda lengua permite la lectura crítica de los resultados de investigaciones de actualidad. Es notable el desfase que existe en la investigación mexicana en diversos ámbitos, ya que resulta complicado esperar a que las traducciones de algunos pensadores y científicos sean publicadas. Aunado a esto, hay que tener en cuenta los criterios que se siguen para traducir un texto, éstos dependen de las instituciones o de quienes publican y determinan cuál trabajo debe ser o no publicado. Fuera de los textos canónicos traducidos, seguramente habrá otras argumentaciones, a veces incluso opuestas, a las que los investigadores que no entiendan dicha lengua no tendrán acceso. Por esta razón, las lenguas extranjeras deben ser un requisito esencial de la educación superior en México.

Finalmente, conviene resaltar que la influencia lingüística se hace cada vez más presente en la Internet. Es posible encontrar muchas evidencias de palabras incluidas en muchos textos de redes sociales, incluso de lenguas orientales gracias al anime y su influencia. Asimismo, observamos el creciente uso de extranjerismos que se han moldeado incluso a nuestra gramática; por ejemplo, los verbos googlear, stalkear y banear. Estos elementos se combinan para crear nuevos códigos de comunicación que se adaptan al contexto, al sistema de creencias e, incluso, a la generación de los hablantes. El uso de más de una lengua en cualquier hablante de cualquier edad u origen representa una oportunidad mayor de interactuar con su entorno, sin importar qué lengua elija para su segunda o tercera lengua, porque esto implica que el sujeto en cuestión habrá comprendido que existe más de una visión del mundo y que existen muchas realidades. Es importante saber que las otras realidades son distintas de la nuestra.

REFERENCIAS

Bauman, Z. (2008). La globalización. México: FCE.

El Financiero. (2021).Y a todo esto… ¿Cuál es el nivel de inglés de los mexicanos? En: https://www.elfinanciero.com.mx/tech/y-a-todo-esto-cual-es-el-nivel-de-ingles-de-los-mexicanos/ (consultado el 21 de diciembre de 2021).

Romero, T. (2021). English Proficiency Index for selected countries in Latin America in 2020. En: https://www.statista.com/statistics/1053066/english-proficiency-latin-america/ (consultado el 27 de diciembre de 2021).

Melucci, A. (1966). The Playing self: person and meaning in the planetary society. Cambridge: Cambridge University Press.

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