Ni todas ni todos somos iguales.

Pinceladas de misoginia y de misandria en canciones latinas

La música es poderosa;

según la gente la escucha,

es afectada por ella.

Ray Charles

Respecto al género (masculino-femenino), en el mundo persiste una guerra entre hombres y mujeres. Y se habla de persistencia, porque desde hace muchas décadas es común y frecuente escuchar afirmaciones como: “todos los hombres son mujeriegos”, “todas las mujeres son interesadas” o “los hombres son borrachos” y “las mujeres lloran por todo”.

Además, medios de comunicación, como la TV, han ofrecido ideas absolutistas referentes a las características y los roles de los varones y las féminas. Baste observar anuncios publicitarios en los que, en los años 50[1] y hasta la fecha, se presenta a la mujer como sumisa-débil, amante de las joyas, los zapatos y los cosméticos. Por otro lado, al hombre se le muestra como seductor, dominante-agresivo con las mujeres y apasionado de la fiesta y del alcohol.

En ese sentido, las canciones también juegan un papel importante para contribuir a reforzar estas ideas. En cuanto al papel de transmisor histórico-cultural, no cabe ninguna duda de que la canción ha sido uno de los mejores vehículos para esto (Berrocal y Gutiérrez, 2002, pág. 187).

Así, las melodías –que por sí solas generan emociones– se combinan con el texto para transmitir información. Las palabras son muy importantes y de eso se tratan las letras de las canciones. Son las palabras de una canción. Están escritas de una manera específica por razones específicas (Herweck, 2018, pág. 10).

El lenguaje hablado o escrito facilita un tipo de comunicación, de intercambio de ideas más rápido y directo y, a la vez, proporciona o sugiere un rico mundo de imágenes mentales (Robayo, 2015, pág. 57).

Además, las canciones acompañan a los individuos en muchas de sus actividades cotidianas. Hay música en casa, consultorios médicos, hoteles, elevadores, restaurantes, iglesias, escuelas y hasta en el transporte público. Evidentemente, las celebraciones sin canciones no existen y hay algunos momentos que, enmarcados por composiciones, se vuelven inolvidables.

De esta forma, la música a cada momento difunde mensajes. Algunos nos invitan a bailar y otros nos cuentan anécdotas. Unos son declaraciones de amor y otras manifestaciones de odio. Y es aquí donde viene a cuenta el conflicto entre géneros, porque mediante las canciones –y la constante exposición a éstas– es posible perpetuar la desigualdad entre hombres y mujeres.

Así, a diario se oyen frases (acompañadas del sonido de los instrumentos) que encasillan a mujeres y a hombres como mentirosas-mentirosos, insensibles, superficiales, infieles, farsantes, irascibles, indignas-indignos de respeto y merecedoras-merecedores de toda clase de ofensas.

En contra de ellas

La misoginia se entiende como el odio hacia las féminas; sin embargo, el término puede complementarse. La misoginia pasa por todas las expresiones de abierta hostilidad a las mujeres, a sus cuerpos, a sus ideas y a sus obras (Cazés y Huerta, 2005, pág. 68).

Y en la actualidad es casi innecesario definirla, porque día con día, en la sociedad, existen muestras de violencia contra ellas. Desde el 2015 y hasta mayo de 2022 se han registrado 5917 víctimas de feminicidio en México, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP).

Como muestra de lo anterior, se presentan fragmentos de canciones en español que, en distintos ritmos musicales, insinúan que las mujeres son posesiones, disolutas, coscolinas, deben entender que los hombres no son monógamos y estar dispuestas a atender las necesidades masculinas.

Maruja, La Sonora Dinamita (1979): “si los mandamientos dicen/que al hombre le tocan siete/y yo apenas/tengo tres/y entonces/por qué te enfureces/y entonces /por qué te enfureces.

Cuando vayas conmigo, José José (1983): “cuando vayas conmigo/no mires a nadie/que alborotas los celos/que tengo del aire/que me sienta fatal/cuando alguien que pasa/por un solo momento/distrae tu mirada.

Te compro tu novia, Ramón Orlando (1993): pues tú me has dicho/que es linda /y apasionada/y es buena/y adinerada/no cela/nunca por nada/y sabe hacerlo/todo en la casa.

 

La planta, Caos (2000): y te pareces tanto/a una enredadera/en cualquier tronco te atoras/y le das vueltas/con tus ramitas/que se enredan donde quiera/y entre tanto ramerío/ya te apodamos/La ramera.

Agua, Daddy Yankee, Nile Rodgers y Rauw Alejandro (2022): Eres/como el agua/transparente/pero/no es invisible/lo que tiene’/atrás/y/allá/al frente/na’ de novio/y/matrimonio/manicomio/es lo que pide/la demente.

En contra de ellos

La misandria es el odio al varón y no es un talante anímico tan extendido como la misoginia, debido a que las sociedades y religiones por lo general han sido patriarcales. Por ello, hasta la aparición del feminismo en la segunda mitad del siglo XX es que nace la palabra misandria y brota abiertamente el odio hacia el hombre (Ortiz, 2007, pág. 249).

Como se indicó, es más común que se hable de preeminencia masculina; no obstante, aquí hay ejemplos de composiciones variadas que califican a los hombres como despiadados, embusteros, apocados, animales irracionales que sólo buscan sexo y se sienten dueños de las mujeres.

La hija de nadie, Yolanda del Río (1972):

Son culpables

los padres más crueles

que jamás merecieron ser hombres

van por ahí

engañando mujeres

y negando

a sus hijos el nombre

yo no entiendo

por qué no se mueren

antes que hagan

maldad y traiciones.

Me plantó, Timbiriche (1985):

Me prometió

darme muchas flores

y un mar de amor

me dijo

que yo era lo máximo

su más grande ilusión

él me mintió

de mí se burló

yo no se lo perdonaré

ya no me habló

ya nunca volvió

él solamente

me plantó.

Ya te olvidé, Rocío Dúrcal (1989):

Me atrapaste

me tuviste

entre tus manos

me enseñaste

lo inhumano

y lo infeliz

que puedes ser

te fingiste exactamente enamorado

aunque nunca me has amado

yo lo sé.

Ella y él, Susana Zabaleta (2004):

En cambio

él solo busca placer

sólo busca

algo que hacer

y ahora es ella

la que atravesó su ser

su gran deber

de disfrutar

y demostrarle

a los demás

que sí puede

que esta niña

es otra más.

Dolía, Paula Cendejas y Las Villa (2022):

Y yo le gusté

él me vino a ver

me dijo

yo quiero todo

con você

todo estaba fresh

luego me enteré

que andaba conmigo

y

con otra también.

A favor de todas y de todos

No hay duda de que en la confrontación entre géneros, los hombres desde siempre han llevado la delantera. La realidad actual evidencia la influencia histórica de la sociedad patriarcal, donde ha prevalecido una desigualdad de oportunidades y derechos en perjuicio de las mujeres (Hernández, 2011, pág. 123).

Y, como se ha visto, la comunicación –con sus diversos productos– desempeña un papel notable en la repetición de este patrón inculcado desde la niñez. He aquí un último fragmento de canción infantil que señala el anhelo de una pequeña por encontrar –desesperadamente– un marido ideal.

Teté, Cri-Cri (1963):

Desde la mañanita

hasta el anochecer

ni un momento

se quita

del balcón

la niña Esther

aún no tiene catorce

brilla de juventud

pero

la chiquita

quiere un príncipe azul.

Y todavía, al día de hoy, hay quien piensa que el matrimonio es la única forma de brindarle seguridad y felicidad a las mujeres… La realidad supera a las falacias[1] y eso hay que tenerlo claro. Ni todos los hombres son infieles, ni todas las mujeres son monógamas. Ni todos los hombres son galantes, ni todas las mujeres son enamoradizas.

Lo cierto es que todas y todos somos seres humanos y tenemos una gama infinita de virtudes y vicios, capacidades y torpezas, aciertos y errores, independientemente del género al que pertenezcamos. La prestancia no es exclusiva de ellas o de ellos.

Por otro lado, es importante entender que la música es muestra de la libertad de expresión de emociones y de experiencias y, por lo tanto, no se puede censurar –¿o se debería?– cada canción que, por su contenido oral, anime a la diferenciación jerárquica entre lo femenino y lo masculino.

No obstante, sí es posible disminuir la transmisión –entre familiares y amigos– de composiciones que menoscaben a las personas por el hecho de ser mujeres u hombres. Sumado a esto, también es factible fomentar la crítica y hacer conciencia de que, en muchas ocasiones, lo que se escucha alimenta la marcada y áspera brecha entre géneros.

PIE DE PÁGINA

[1] Un comercial televisivo de Agua Quina Canada Dry, de los años 50, muestra a un hombre adulto siendo “la alegría de la fiesta”, como menciona la voz en off del anuncio; sin embargo, al día siguiente en el trabajo el caballero en cuestión no aguanta el dolor de cabeza por “el éxito de la noche anterior”. Entonces se observa a dicho hombre preparándose –obviamente con Agua Quina Canada Dry– un Gin tonic que “refresca, reanima y compone rápidamente” (aquí está clara la imagen del varón fiestero).

[2] En términos prácticos entenderemos como falacia una apariencia que pretende hacerse pasar por verdad.

REFERENCIAS

Ávila, R. (s.f). Sexismo y misoginia en la música, ¿es la estética y el arte un protector de la violencia contra la mujer? En: http://gacetaamigos.canal22.org.mx/gaceta22_134/pantalla-sonora-sexismo-y-misoginia-en-la-musica.html

Berrocal, E. y Gutiérrez, J. (2002). Música y género: análisis de una muestra de canciones populares. Comunicar, (18), 187-190. En: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=15801830 (consultado el 11 de julio de 2022).

Cazés, D. y Huerta. F. (coord.). (2005). Hombres ante la misoginia: miradas múltiples. México: Plaza y Valdés.

Hernández, A. M. (2011). Una nueva mirada a la formación docente como camino hacia equidad de género. Revista Electrónica Educare, XV(1),123-135. En: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=194118804010 (consultado el 16 de julio de 2022).

Herweck, D. (2018). ¡Comunícate! Las letras de las canciones pop. Estados Unidos: TIME For Kids.

Ortiz, F. (2007). Amor y desamor. España: Taurus.

Robayo, M. (2015). La canción social como expresión de inconformismo social y político en el S. XX. Calle 14. Revista de investigación en el campo del arte, 10(16), 53-68. En: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=279042458005 (consultado el 11 de julio de 2022).

Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. (25 de junio de 2022). Información sobre violencia contra las mujeres (Incidencia delictiva y llamadas de emergencia 9-1-1). En: https://drive.google.com/file/d/1uc8PwOVj6Z4Mk2fjHW98C5UsjFp32pRm/view

 

Audiografía

Alejandro, M. (1983). Cuando vayas conmigo [Canción]. BMG Entertainment Mexico.

Argain, L. (1979). Maruja [Canción]. ECO.

Cendejas, P. (2022). Dolía [Canción]. Warner Music Spain.

Flores, M. (1985). Me plantó [Canción]. Melody.

Gabilondo, F. (1963). Teté [Canción]. RCA Records.

García, R. (1972). La hija de nadie [Canción]. RCA Víctor.

Guevara, J. (2000). La planta [Canción]. MAMP SONGS.

Meléndez, G. (2004). Ella y él [Canción]. Consecuencias Publicitarias.

Orlando, R. (1993). Te compro tu novia [Canción]. Karen Records.

Solís, M. (1989). Ya te olvidé [Canción]. BMG Ariola.

Yankee, D. (2022). Agua [Canción]. El Cartel Records.

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